Como afirmara Curro Sánchez el miércoles, el Andorra es un rival «atípico» de esos que no abundan en la Liga SmartBank. La escuadra del Principado hace de la posesión su principal seña de identidad. El conjunto que entrena Eder Sarabia quiere tener el balón y a partir de ahí buscar las debilidades de su oponente. Suele ser habitual que a lo largo de los partidos cuente con largas posesiones que provocan que su rival se repliegue.
Sobre el papel, este tipo de equipos se le deben dar bien al Burgos CF, con un estilo antagónico en el que las rápidas transiciones se convierten en una de sus armas más peligrosas. El espejo en el que se deben mirar los blanquinegros es el partido que jugaron el pasado 12 de octubre en Andorra, en el que ganaron 0-1 y supieron contrarrestar a la perfección el juego de toque de su adversario.
Para conseguirlo el Burgos deberá permanecer alerta durante los 90 minutos. Sabe que el balón estará en poder de su contrincante, por lo que el objetivo será robar en la zona más adelantada posible para llegar con ventaja al área rival.
El conjunto castellano tendrá enfrente a un equipo que ha mostrado un gran nivel a lo largo de toda la temporada. Tiene 32 puntos, solo 3 menos que el Burgos, y es, junto a los blanquinegros, la sorpresa agradable de la temporada de Segunda División. Es un recién ascendido que se ha sabido adaptar a la perfección a la categoría.
Como todos los equipos, cuenta con puntos débiles y el cuerpo a cuerpo es uno de ellos. Es un equipo con poco físico, que sufre en las estrategias y que en los duelos individuales le cuesta salir victorioso. Está incómodo sin balón y la contención no es su principal virtud. Se defiende con la posesión.
Ha logrado 25 dianas en estos 22 encuentros ligueros, 6 más que el conjunto de Julián Calero. Mientras que ha encajado 18, también media docena más que su rival del domingo.
Su máximo goleador es Siman Bakis, que ha logrado 8 dianas, aunque el internacional turco, un delantero rematador de casi 190 centímetros, no es un titular indiscutible.