Es uno de los rollos jurisdiccionales más bonitos de la provincia e incluso de España, y a pesar de haber sido testigo de los últimos cinco siglos de la historia de Jaramillo, ahora luce como nunca. Siempre ha destacado por su buena conservación, pero el paso del tiempo, el deterioro que ello conlleva, y la presencia de hongos y líquenes, estaban haciendo mella en sus piedras. Ahora ya no, desde hace unos días se muestra en todo su esplendor gracias a una serie de actuaciones que se han llevado a cabo en él a través del 1% Cultural que concedió el Ministerio de Fomento para restaurar este Bien de Interés Cultural.
Las mejoras no se ha centrado sólo en el propio rollo, también llamado picota, sino en su entorno, y ha supuesto una inversión de 73.458 euros, el 75% (55.093 euros) proviene del 1% Cultural y el 25% restante (18.365) los ha aportado el Ayuntamiento, como explica su alcalde, Simón Bernabé.
El objeto del proyecto se basaba en la consolidación del rollo, tanto en su aspecto estructural, como fundacional y estético. «Se ha limpiado todo el monumento, se han tapado las rendijas y grietas con un mortero especial y se han pintado del color de la piedra, y se han dado varias capas de impermeabilización. Ha quedado muy bonito, estamos muy contentos con el resultado final porque era una actuación que hacía falta. Parece nuevo», explica Bernabé.
Otro de los objetivos de la actuación era consolidarlo desde el punto de vista estético, es decir, acondicionar su entorno, por lo que también se ha reformado la plaza en la que se encuentra ubicado. En ella se han colocado adoquines de color marrón y una serie de tiras de granito en gris ceniza, que mejoran notablemente este espacio, ya que antes presentaba un desnivel y ahora se encuentra todo a la misma altura.
Como explica el alcalde, también se han instalado focos que permiten iluminar el monumento unas horas las noches de los viernes, sábado y domingos, se han colocado cinco bancos inamovibles de granito y se han plantado dos árboles plataneros con el objetivo de que cuando crezcan se unan sus ramas y den sombra a uno de los lados de esta remozada y bonita plaza. «También hemos puesto una placa en la pared donde se encuentra el bar en la que se puede leer de dónde procede el dinero con el que se ha acometido esta obra, cuyo resultado queremos inaugurar de manera oficial a finales de agosto o a primeros de septiembre», señala Bernabé.
Renacentista
Este rollo jurisdiccional de Jaramillo de la Fuente es de estilo renacentista, está realizado a comienzos del siglo XVI y da testimonio de que la villa tenía poderío para administrar justicia, ya que quien disponían de esta concesión real erigían, a su entrada o en la plaza, un monolito o columna de piedra con la finalidad de dar a conocer a sus habitantes y a todos los que por allí pasaran que allí se disponía de la potestad de juzgar los pleitos que surgieran.
Esta picota perteneció al Monasterio de San Pedro de Arlanza desde tiempos de Doña Urraca, pero años después, tras un litigio, las armas de los monjes fueron sustituidas por símbolos de la corona y los nombres de Felipe II y del príncipe Carlos, en concreto por dos escudos reales de 1567 y una inscripción alusiva a la fecha de modificación y al poder real sobre la villa: ‘Rey Don Philipo y su yjo Don Carlos Príncipe’, que murió tan sólo un año después.
Este BIC recién restaurado consta de una base con cuatro escalones, los tres primeros de planta octogonal y el último cuadrado, y una columna de sección cuadrada, adornada con cordones y argollas labradas en la piedra. Culmina en una especie de balcón calado y un remate piramidal terminado en bola y veleta metálica.