A sus 41 años, Iván García Blanco ha conseguido uno de sus objetivos antes de lo esperado. Con la mayoría de edad recién cumplida formó parte de la plantilla de bomberos voluntarios de Belorado hasta que aprobó la oposición en Cantabria. En su nueva etapa como jefe del parque briviescano pretende dar los mejor de sí para que «los ciudadanos se sientan más seguros».
¿Cómo afronta esta responsabilidad en un nuevo parque?
Es un reto ilusionante, cerca de mi casa, en tierra conocida, y lo afronto con mucho entusiasmo. Los bomberos de Briviesca están bastante comprometidos con sus funciones y creo que el parque puede dar alegrías y crecer bastante.
¿El cambio le ha resultado demasiado radical?
No del todo. Hasta ahora nunca había trabajado aquí pero sí que conocía a los compañeros porque hemos convivido. En su día vinieron a Castro Urdiales a recibir formación y nosotros a Briviesca para hacer pruebas de excarcelamiento en el taller del hermano del anterior jefe, Jesús Losúa, con el que mantengo una buena amistad desde hace años.
¿Cuáles son sus funciones como jefe?
Un poco de todo. Organizar los servicios, llevar las gestiones administrativas con el Ayuntamiento, el mantenimiento de los vehículos, intervenir en los sucesos y atender a los medios de comunicación, entre otras. También solicitar a las administraciones cualquier cosa que necesitemos y luchar para que el parque cuente con un buen presupuesto, base fundamental para poder ofrecer un servicio óptimo.
¿Con qué carencias se ha encontrado al llegar?
Se trata de un parque ya funcional, que es el trabajo más complicado que realizó Jesús Losúa. El equipo está formado, las guardias organizadas y los bomberos comprometidos. Sin embargo, creo que es necesario actualizar el servicio en general.
¿Y entre las cosas buenas?
Mis compañeros me han acogido bastante bien y el estar cerca de casa, en Cerezo de Río Tirón, también me beneficia.
¿Hay alguna iniciativa que querría poner en marcha?
Los primero que quiero conseguir es que nos entreguen una autoescala, más trajes térmicos y formación.
Además de intentar luchar por un vehículo para trabajar en altura, ¿necesitan más material?
Sí. Se me ocurre, por ejemplo, mejorar las cámaras de marcha atrás de los camiones. También recibir material de rescate o un desconectador de batería de coches eléctricos. Hay unas cuantas cosillas y habrá que darlo una vuelta.
¿Qué tipo de formación le gustaría traer a Briviesca?
Relacionada con las competencias en las que más se actúa en la zona, como incendios en industria, excarcelación o sobre los trajes estructurales que vestimos. Considero que la formación y la prevención son claves para nuestro trabajo.
¿Cuántos efectivos son?
Actualmente 16, incluyéndome a mí.
¿Considera que el equipo tiene la capacidad suficiente para atender todo el radio de actuación?
Como jefe de bomberos ojalá pudiera contar con seis voluntarios en vez de con tres de guardia porque en el tiempo en el que estos salen la ciudad se queda descubierta.
Entonces, ¿necesitaría que el número de bomberos aumentara?
No, de momento con esta cifra nos entendemos y se cubren bastante bien las guardias. Eduardo y yo trabajamos siempre de mañana y desde las 3 hasta las 8 de la madrugada siempre hay tres voluntarios de retén.
¿Qué objetivos se ha marcado en esta nueva etapa?
No esperaba que llegara tan rápido, la verdad. Me he ido preparando durante este tiempo con el objetivo de alcanzar algún día una jefatura en servicio y no pensé que llegaría tan pronto. Saber gestionar desde arriba es un gran reto y creo que será una etapa bonita, aunque no se lo que durará. Pero mientras esté aquí daré el cien por cien de mi.
La Diputación ha adquirido en la ciudad una parcela para la construcción de un nuevo edificio, tras descartar la viabilidad de mejorar el actual, ¿conoce el lugar elegido?
Se lo mismo que ha salido publicada en Diario de Burgos y desconozco la ubicación planeada para levanatarlo. Llevo al frente poco más de una semana y desconozco lo que se pretende realizar.
Hace unos días mantuvo una reunión en la administración provincial con sus superiores, ¿qué temas se trataron?
Fue una toma de contacto y simplemente informé sobre el material que necesitamos; el encuentro fue bien y creo que las relaciones van por buen camino.
En la última década las intervenciones se han mantenido entre las 390 y 448 (el año de la pandemia), ¿la tendencia ha variado?
Por supuesto. Los accidentes de tráfico han bajado un poco respecto a años pasados y se han experimentado otro tipo de salidas. Los incendios forestales nos ocupan mucho tiempo y el cambio climático tiene mucho que ver. Hay demasiada temperatura y poca humedad, dos condiciones perfectas para que se generen fuegos. Por otro lado y por la experiencia con la que cuento, creo que las actuaciones para sofocar incendios en vehículos eléctricos se incrementarán poco a poco. Asimismo, la tentativa de suicidio también ha crecido al igual que la muerte de ancianos en soledad no deseada.
¿Qué opina sobre los atascos que se forman en la A-1 cuando se produce un suceso?
En el momento en el que ocurre algo, por mínimo que sea, se convierte en una ratonera. Yo creo que es importante el trabajo de concienciación en los conductores y saber enseñarles como deben actuar al volante en situaciones así. Se deben acercar a los márgenes y dejar un carril central para que el camión de bomberos pueda pasar porque hay veces que resulta complicado.
Envíe un mensaje a los burebanos...
Voy a estar aquí para mejorar el servicio y que se sientan más seguros y protegidos. Aprovecho también para agradecer a Losúa la labor que ha llevado a cabo a lo largo de más de tres décadas.