Las aulas específicas para alumnado con trastorno del espectro del autismo (TEA) existentes en Burgos no dan abasto. El incremento del número de diagnósticos que se está produciendo en los últimos años -ya hay un caso por cada cien nacimientos pero diferentes estudios de calidad lo empiezan a rebajar a uno por cada 50- ha hecho que Autismo Burgos cada vez necesite más recursos. Por eso, ha solicitado a la Consejería de Educación un aula más de Educación Infantil (5 plazas) y otra de Educación Básica (otras 5) para el curso 2023-2024 y está a la espera de que la Junta se las conceda. Las cifras que maneja la entidad confirman que en los últimos 5 años ha crecido un 71% el alumnado con autismo en la provincia de Burgos.
No todas las niñas y los niños con autismo necesitan aulas específicas. De hecho, de los 320 que ahora mismo están dentro del sistema educativo, 60 lo hacen en centros de educación especial como los de Autismo Burgos -que tiene su colegio propio, El Alba, y aulas en los ordinarios Virgen de la Rosa, Sagrado Corazón Hermanas Salesianas y próximamente en María Mediadora-, el Fray Pedro Ponce de León y algún otro. «Hay niños que por sus características no se adaptan bien a un aula ordinaria y precisan de un trabajo específico en función de su desarrollo cognitivo, de sus habilidades sociales, su hipersensibilidad o su conducta. Sabemos que la inclusividad es un objetivo muy loable pero siempre y cuando permita el desarrollo más adecuado a cada uno. Porque quizás no tenga sentido llevar a un niño a una clase ordinaria cuando, por ejemplo, le produce mucho estrés», comenta el director técnico de la entidad, Javier Arnaiz.
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