El boom de la energía renovable no solo está llegando al medio rural, donde cada vez son más las instalaciones, parques o complejos fotovoltaicos y eólicos. Su presencia en la ciudad, además de en todo tipo de cubiertas o tejados, empezará en breve a ser palpable también a pie de suelo, especialmente en los polígonos.
Ubisa inauguró a finales del año pasado una de las plantas solares para autoconsumo más grandes de España que le proporcionará alrededor del 17% de la energía que demanda esta industria. Pues bien, Villalonquéjar acogerá próximamente dos nuevos parques solares prácticamente idénticos promovidos por dos empresas y que tendrán como fin la venta de energía la red eléctrica.
Aunque serán independientes, constarán de unas características técnicas muy similares y compartirán el punto de conexión. Se ubicarán en una parcela agrícola situada al final de la calle Merindad de Sotoscueva, en las inmediaciones de naves como las de Urbaser, Estrumar o Gretedi.
En orientación este y con una leve pendiente, estará delimitada al norte por la línea de ferrocarril, que se situará a unos 50 metros de distancia. Constará de más de 4.500 paneles, a razón de unos 2.280 por cada complejo. El centro de seccionamiento se situará cerca de las parcelas donde radicarán las dos plantas fotovoltaicas. Se tendrá que construir una nueva línea subterránea entre este y el punto de conexión a la red general, denominado línea 3-Merindad Sotoscueva de 13,2 kV STR Quintanadueñas, emplazado a 700 metros a la altura del almacén de la firma andaluza Onesta.
La superficie que ocupará la instalación será de unos 70.000 metros cuadrados, a razón de 35.000 m2 por cada uno de los dos complejos fotovoltaicos. La potencia alcanzará los 2 megavatios. Los parques se ubicarán, tal y como se destaca en el proyecto presentado ante la Junta de Castilla y León, encima del yacimiento denominado 'Herradura'. No obstante, y así lo precisa, la colocación en suelo de los paneles solares y el resto de acciones encaminadas a la obtención y venta de la energía fotovoltaica generada «a priori, no supondrá el impacto negativo en ningún bien arqueológico».
Protección. En aras de mantener cierta seguridad en el interior del recinto, se procederá a vallar el perímetro a través de un cerramiento que tendrá una distancia línea de 663 metros. Se accederá al complejo a través de un acceso que se ejecutará por el camino colindante dispuesto al este de la parcela, para lo cual se tramita el permiso necesario con el Ayuntamiento de Burgos.
En cuanto a los beneficios para el medio ambiente y el ahorro de emisiones de gases de efecto invernadero, se estima que ambas instalaciones permitirán no verter a la atmósfera alrededor de 440 toneladas de dióxido de carbono cada ejercicio.