Entre finales del año pasado y este verano los burgaleses nos hemos malacostumbrado a estrenar infraestructuras -o parte de ellas-. La primera que entró en servicio fue la A-73 entre Pedrosa de Valdelucio y Báscones de Valdivia. Corría noviembre de 2021 y la ministra Raquel Sánchez inauguró un tramo de 14 kilómetros completamente aislado entre las provincias de Burgos y Palencia. Ocho meses después, el 22 de julio, el AVE realizó el primer viaje comercial entre Burgos Rosa Manzano y Madrid Chamartín.
Estos dos hitos cosechados por la provincia en materia de Fomento, que no obstante hay que recordar que llegan con años de retraso sobre lo inicialmente previsto, se recordarán con cierta envidia y melancolía al menos hasta 2025. Será entonces cuando se estrene un nuevo kilómetro de autovía que sumar a la red estatal de carreteras. Eso si todo sale según lo previsto por el Ejecutivo central.
Lejos quedan los primeros compases del siglo, concretamente hasta la mitad de la década del 2010. Durante este periodo, marcado por el estallido de la crisis financiera de 2008 y el consecuente tijeretazo, se completaron obras de calado como la autovía A-231 hasta León, la reforma integral de la A-1, la ronda interior BU-30, el desvío del ferrocarril o el tramo inicial de la A-73 hasta Quintanaortuño. Todas estas actuaciones se sucedieron hasta 2016. Desde entonces han llegado tan solo dos nuevas alegrías y un sinfín de excusas por parte del Ministerio de Fomento o Transportes.
El próximo marzo los ciudadanos deberían poder disfrutar del primer tramo 'burgalés' de la A-12 hasta Logroño. Aunque el plazo de ejecución de obra culmina 36 meses después del arranque (marzo de 2020), los trabajos se prolongarán año y medio más. Eso como mínimo. Los Presupuestos Generales del Estado para 2023 son tajantes: la asignación que hace el Ejecutivo para este proyecto se dilatará aún tres anualidades, con cantidades además muy reseñables.
No hace falta ser ingeniero para comprobar sobre el propio terreno que la situación actual de la infraestructura dista mucho de lo que debería ser una autovía a tres meses de su estreno. En cuanto a los otros tres tramos pendientes hasta Burgos, el más próximo a la capital se encuentra en modificación y los planos no se entregarán hasta 2024. Los segmentos intermedios requieren de una actualización ya que los precios con los que fueron diseñados se han quedado completamente caducos.
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