Las vías muertas del triple crimen

F.L.D.-I.E. / Burgos
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Aunque a lo largo de 20 años la Policía se ha centrado en Ángel Ruiz y Rodrigo Barrio, la investigación barajó diversas hipótesis que también quedaron descartadas. DB continúa analizando este terrible suceso. Mañana, las heridas abiertas en La Parte

Imagen del entierro de Salvador en La Parte de Bureba. - Foto: Jesús J. Matías

Desde que hallaron los cuerpos sin vida de Salvador Barrio, Julia Dos Ramos y el hijo menor de ambos, Álvaro, los investigadores dedicaron una ingente cantidad de recursos para buscar al autor de la página más macabra de la crónica negra de la provincia. Tras examinar la escena del crimen, se entrevistaron con familiares, amigos, conocidos, vecinos, habitantes de La Parte de Bureba y de Verín (Ourense), analizaron los posibles viajes en autobús y también los servicios de taxi. Recabaron ADN de personas cercanas y comenzaron los primeros interrogatorios que dieron pie a las primeras sospechas sobre el asesino. Fueron varias las líneas de investigación que se siguieron durante las primeras semanas e incluso meses. Ninguna con la base de las dos hipótesis que hasta ahora se han barajado con más fuerza, las de Rodrigo Barrio y Ángel Ruiz.

En los primeros atestados policiales del caso aparecen las pesquisas practicadas en torno a un vecino de Miranda de Ebro, amante de la caza, al que Salvador Barrio permitió guardar sus perros en una de sus fincas. Al parecer, se habían conocido meses atrás en Galicia y le había pedido el favor al padre de familia asesinado. No constaban enfrentamientos entre ambos más allá de alguna pequeña discusión sobre la conducta de algún animal. Lo que encendió la luz de alarma de los investigadores fue que sobre esta persona constaban antecedentes por una reyerta con arma blanca en Barcelona.

El juzgado instructor autorizó el registro de algunas propiedades, donde se encontraron varias armas blancas (ninguna compatible con las heridas de los cadáveres), y también un interrogatorio. Las pruebas practicadas permitieron concluir que esta persona no pudo tener ninguna relación con los hechos y fue la primera hipótesis descartada.

El siguiente hilo del que tiró la Policía Nacional tuvo algo más de recorrido. A los agentes que se hicieron cargo del triple crimen les llamó la atención desde el principio la actitud que mostró uno de los familiares que hallaron los cuerpos sin vida de los tres miembros de la familia Barrio. Se trataba de un primo de Salvador cuya primera declaración no terminó de convencerles. El recelo fue 'in crescendo' durante los primeros días, pues este hombre, médico de profesión, se negó a hacer la prueba de ADN. La autoridad judicial permitió que se le pinchase el teléfono.

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