Situación ridícula en la sala de prensa del Nuevo Mirandilla. Una vez acabado el partido, el entrenador del CD Mirandés, Alessio Lisci, el primero en comparecer, se encontró una sala de prensa vacía, sin ni un solo periodista. Evidentemente, a la falta de preguntas, el técnico italiano abandonó el lugar sin poder realizar una valoración del encuentro.
Y la cosa no mejoró cuando apareció Gaizka Garitano. Con cara de sorpresa comprobó que tampoco había medios de comunicación para preguntarle, ni un solo periodista. En este caso fue el jefe de prensa del Cádiz el que intervino y ante la falta de medios le pidió una valoración del partido, en la que destacó la importancia de la victoria ante «un gran rival, un equipazo que por eso está arriba en la clasificación».
Una situación inusual en el fútbol profesional y más aún en un estadio y un club como el Cádiz, recién descendido de Primera División.