Reconoce, sin ambages, que disfruta mucho de su trabajo, aunque esto le suponga estar permanentemente de viaje entre su ciudad de residencia, Burgos, y Madrid o cualquier otro destino del planeta donde el Grupo Antolin desarrolla su actividad industrial. Ocupa la vicepresidencia de la multinacional burgalesa desde que su padre, José Antolín, «cedió el testigo» en febrero de 2015, y desde hace 5 años preside la Asociación Española de Fabricantes de Equipos y Componentes para la Automoción, Sernauto, que representa a más de un millar de empresas que dan empleo directo en España a más de 212.000 trabajadores y facturan en conjunto más de 30.000 millones de euros.
Y en Sernauto, una de las instituciones clave en el proyecto de desarrollo de la nueva movilidad y la lucha contra el cambio climático, no termina su dilatada agenda. Desde 2019, María Helena Antolín Raybaud forma parte del Comité Ejecutivo de la patronal CEOE, un lugar privilegiado para observar y participar en el día a día de la economía nacional. También es consejera de Iberdrola y presidenta de su Comisión de Nombramientos; consejera de Comercio Exterior de Francia sección España (CCE); así como vicepresidenta del Club Excelencia en Gestión (CEG) y vocal en la Junta Directiva del Instituto de Empresa Familiar.
Esta licenciada en International Business&Business Administration atesora un rico curriculum académico forjado con estudios en universidades de Estados Unidos, Reino Unido y España. Es reconocida como una de las directivas más influyentes de España, pero también es una mujer apegada a la realidad de su tierra, de su familia -sus dos hijos-, y, por extensión, de una juventud a la que siempre que puede lanza el desafío de explorar mundo, de vivir otras culturas, de conocer idiomas, «de mirar más allá de la estatua del Cid...».
María Helena Antolín, presidenta de Sernauto y vicepresidenta del Grupo Antolín. - Foto: Alberto Rodrigo¿Cuál es la situación actual de la industria del automóvil nacional a la que usted representa?
El sector de la automoción en España está atravesando una situación muy compleja. Hay varios motivos de fondo: por un lado, está la crisis de los semiconductores; por otro, los costes logísticos y energéticos, que han aumentado mucho; y también está el comportamiento de la demanda interna. La pandemia ha afectado claramente a las ventas del automóvil, pero también todos los cambios vividos en la automoción. La gente ha recibido mensajes confusos y todo esto ha llevado a que surjan dudas en torno al tipo de vehículo que hay que comprar. Incluso hay quienes prefieren esperar porque no saben qué hacer... Al final, la gente se muestra confundida y reflexiona más a la hora de comprar un vehículo. Los mensajes del Gobierno no han sido, a veces, muy claros. Es importantísimo dar mensajes claros al consumidor y creo que no lo hemos hecho siempre así.
¿Cómo van los números del sector?
La facturación para este año respecto a 2020 se ha incrementado en un 6%, aclarando que veníamos de una situación de parón mundial global, a excepción de China, que empezó a arrancar cuando el resto del mundo paraba. Tenemos que ser siempre conscientes de con qué año nos comparamos. Todo va mejorando, pero hay que ser realistas... La salida de esta crisis se apunta al año 2023, el 2022 todavía va a ser complejo. Este último trimestre del 2021 va a ser muy complicado también.
¿Ven fin a la crisis generada por la falta de suministro de los chips?
Esta problemática está afectando muchísimo a nuestra industria y a muchas otras, pues los semiconductores se instalan en todo tipo de productos. Desgraciadamente, es una crisis que no tiene rápida solución. Primero, es una solución muy costosa y, por otro lado, Europa ya se está planteando la construcción de plantas de semiconductores porque nos hemos dado cuenta que depender de otros no es lo más idóneo. Para abrir una planta de semiconductores hace falta mucho dinero y dos o tres años de trabajos por lo menos. No es el año que se necesita para levantar una fábrica de componentes. A este problema muy complejo hay que sumar el del aumento del precio de los materiales, de los costes logísticos... Vivimos en una tormenta perfecta y, como leí el otro día en un titular en la prensa económica, '¿qué más le puede pasar al sector de la automoción?' Recuerdo, además, que este año se ha subido el impuesto de matriculación... Somos un sector que ha superado muchísimas crisis, que cuenta con mucha empresa pequeña pero también con otras grandes, y que siempre ha estado ahí. No nos asusta trabajar y saldremos de esta claramente.
¿Es posible no depender tanto de China?
Todo lo que nos está ocurriendo, al menos, nos ha permitido darnos cuenta de esa dependencia. Sabíamos que Europa dependía de ciertos países, especialmente China, para muchas cosas y éramos conscientes de ello. Nos vendían y no había problema, pero ahora sabemos lo que significa la palabra 'dependencia' y a mí no me gusta en absoluto. Bruselas está reaccionando, pero se necesita mucha inversión y no es nada fácil, máxime cuando somos varios países y cada cual tiene sus intereses. Es complicado.
¿Veremos a Europa y España reindustrializarse para no depender tanto?
Espero que los fondos europeos ayuden a este objetivo y que los acuerdos internacionales, como hemos conocido en otras épocas, nos ayuden a llevarnos bien. Las buenas relaciones internacionales son fundamentales porque de algunas cosas siempre dependeremos de países terceros.
¿Tendremos más ERTE en 2022 para compensar los parones de producción por falta de semiconductores?
Sí, son fundamentales para que podamos asegurar el empleo. El sector de la automoción aporta el 11% del PIBespañol, cerca de 2 millones de trabajadores. Sobre todo para la pyme, este mecanismo de regulación laboral es importantísimo. Seguiremos viendo la evolución de los mercados, tanto el nacional como el de exportación, muy importante para nosotros porque el 60% de lo que producimos en España sale fuera. Al final, lo que nos interesa a todos es el mantenimiento del empleo, que es la base de todo.
Por de pronto, cuentan con el apoyo de los sindicatos para aplicar estas medidas.
Estoy en la Junta Ejecutiva de CEOE y conozco el gran trabajo que han hecho los agentes sociales. Todo el mundo se ha dado cuenta de lo importante que es mantener la productividad en España, lo bien que hacemos las cosas y el coste con el que las hacemos. Repito, la batalla por el futuro de la automoción no la jugamos dentro de España sino en Europa. Aquí no tenemos marcas automovilísticas nacionales y ahora es muy importante mantener la competitividad que tenemos en este terreno. Disponemos de grandes profesionales, gente que trabaja muy bien y es importantísimo que esto se mantenga.
¿Es soportable para la industria de la automoción unas alzas tan extraordinarias del precio de la energía?
Nos obligan a incrementar nuestra adaptabilidad. Estas alzas nos afectan y tenemos que buscar alternativas. Siempre hemos tenido una buena gestión de costes en nuestra industria, algo que tenemos arraigado totalmente. Necesitamos ampliar nuestro portafolio de proveedores para comprar y, sobre todo, no dejar de focalizarnos en ser competitivos. Al final, la base de nuestra industria es la competitividad.
¿Tanta presión conllevará movimientos corporativos -compraventa de compañías- dentro del sector de proveedores de la automoción?
Desde Sernauto no podemos pronunciarnos respecto a las estrategias que puedan tener las diferentes compañías. Está claro que en los momentos difíciles pueden ocurrir estos movimientos. Nosotros estamos ahí para ayudar a nuestros asociados en lo que podamos. Lo importante es que la pyme española siga adelante y siga creciendo. Eso es lo importante.
¿Se están produciendo avances importantes y reales en el automóvil en la lucha contra el cambio climático?
La industria de la automoción está a la vanguardia y ha sido la primera en trabajar durante muchos años en el proceso de descarbonización. Observo con cierta sonrisa a aquellos que han demonizado una industria que lleva muchos años trabajando en, entre otros campos, menos emisiones contaminantes, aligerar el peso de los componentes, aumentar la seguridad... Tenemos metido en nuestro ADNeste objetivo y, de repente, Bruselas se ha despertado. Nosotros llevamos mucho tiempo trabajando en ello. Recuerdo, con 24 años, que López de Arriortúa [el que fuera vicepresidente de General Motors y posteriormente de Volkswagen] me hizo probar un Golf eléctrico, con solo dos pedales (cuando aún no había coches automáticos) y con un motor que no se oía nada. Entonces me dijeron que era el futuro... Quiero decir con esto que el sector lleva estudiando el coche eléctrico desde hace muchísimo tiempo. Que los políticos no nos digan que somos los malos, llevamos muchos años preocupados y trabajando en la lucha contra el cambio climático. Se ha iniciado un camino desde Bruselas que no tiene vuelta atrás y se va a hacer, en todos los sectores. Nosotros no somos el único responsable de todas las emisiones que se producen a nivel mundial. Ayudemos al sector que lleva muchos años trabajando en esta línea.
¿Cuál es el momento de los proyectos presentados por la automoción para optar a los fondos europeos?
El pasado 12 de julio, el presidente del Gobierno presentó el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) del vehículo eléctrico y conectado. En el acto, celebrado en La Moncloa, ya trasladé la importancia que tienen estos fondos europeos para la industria de componentes. Ahora se está trabajando en su tramitación y el deseo del Gobierno es que de aquí a finales de año se lancen las convocatorias.Nosotros pedimos a las administraciones públicas una visión de estrategia de país que dé cabida al mayor número posible de organizaciones dentro de la cadena de valor del automóvil. Necesitamos fortalecer nuestro ecosistema y garantizar nuestro nivel competitivo y el posicionamiento global del sector de la automoción español. Tiene que venir a España, sí o sí, un vehículo eléctrico con volúmenes importantes de fabricación y ventas. Si no conseguimos esto, pondremos en riesgo el futuro de la automoción en este país. Insisto, una vez más, que la carrera no se juega aquí sino en la Unión Europea. Tenemos que ser muy competitivos. Ya tenemos la gente, que lo da todo como no he visto en otros países, pero necesitamos ayudar a toda la cadena de valor, donde hay muchas empresas que tienen dificultades para invertir en innovación (ya invertimos el 4% de nuestras ventas, más que la media nacional). Desde Sernauto, como coordinadores de la plataforma tecnológica de automoción y movilidad (move2future) hemos desarrollado una serie de proyectos tractores colaborativos de interés común que engloban a más de 100 entidades públicas y privadas involucradas en el desarrollo de nuevos proyectos e inversiones industriales y en I+D+i . Queremos anclar la actividad en el sector de la automoción y en el resto de sectores, algo fundamental para que los fondos europeos tengan realmente el impacto deseado. Esto es importantísimo.
¿Mantienen buena sintonía con el Gobierno?
Las empresas necesitamos un marco regulatorio estable y con plazos realistas en las convocatorias. Las pymes no tienen la estructura de las grandes empresas y les cuesta cumplir plazos muy cortos. Necesitan tiempo para preparar la documentación. Sernauto dispone de programas de ayudas para desarrollar proyectos de innovación, digitalización de procesos y gestión de la cadena de valor. La fiscalidad también es muy importante y solo pedimos que sea, como mínimo, equiparable a la que tienen en Alemania o Francia, mucho más interesantes que la que tenemos nosotros a nivel innovación. Y vuelvo a lo mismo: la carrera esta en Europa y todos los países están poniendo de su lado para ser el mejor. Nosotros tenemos que hacer lo mismo.
¿Teme que muchas empresas españolas, pymes principalmente, queden descolgadas de este trascendente proceso de transformación?
Las empresas más grandes y con mayor músculo financiero están a la vanguardia de la digitalización, del big data y la inteligencia artificial pero, dicho esto, las pymes, si bien es cierto que van retrasadas con la aplicación de cierta tecnología, son totalmente conscientes y están trabajando en esa línea. Hay empresas medianas o pequeñas que están desarrollando proyectos realmente interesantes. La gran empresa no es la única que innova en este país. Desde Sernauto tratamos concienciar a la pyme en la necesidad de avanzar en esa línea, aunque creo que lo tienen muy claro.
¿Ve futuro a una plaza industrial como Burgos en este contexto de cambio de modelo productivo?
En todas las crisis se ha demostrado que los países y las regiones industrializadas son las que siguen adelante. La industria es esencial para cualquier país, región o ciudad. La clave para que Burgos mantenga su posición en el futuro está en que siga actuando en entornos competitivos, desde el punto de vista laboral, en infraestructuras, en costes logísticos o en digitalización. Ante los importantes desafíos que tiene el sector por delante, los grandes polos industriales debe mejorar su eficiencia y su productividad. Todo lo que puedan ayudar las instituciones y gobiernos tiene que ir por esta línea. Dicho esto, por las empresas no hay que preocuparse, saben dónde ir, dónde vender su producto y lo que tienen que hacer. Hay que facilitarlas la flexibilidad, los costes laborales interesantes, la logística y todo lo que acompaña a la industria.
¿Conserva Burgos el atractivo para captar nuevas empresas?
España cuenta con un ecosistema de innovación bastante completo y puntero tanto en desarrollo de componentes para el vehículo eléctrico como para el desarrollo del hidrógeno. Tenemos muchos elementos para ser un entorno ganador: poseemos materias primas, energías renovables, un sector industrial establecido y una industria de fabricación de componentes y sistemas. Asimismo, contamos con una red de centros tecnológicos de investigación punteros. Los fondos europeos brindan una oportunidad única para posicionar España, sus regiones y ciudades. En nuestra mano está hacerlo bien. Los políticos se tienen que mover y actuar para atraer esta industria a través de los fondos europeos y ser la vanguardia en este sentido. ¿Y por qué no en Burgos? Lo tenemos más fácil por lo que ya hay y en nuestra mano está hacerlo.
¿La industria de la automoción también acusa la falta de mano de obra cualificada? ¿La FP y la Universidad responden a sus demandas?
Nosotros somos competitivos en mano de obra pero, a nivel educativo, España tiene muchísimo margen de mejora con respecto a países vecinos con los que competimos por fabricar nuevos modelos de automóviles. Y no hablo de solo a nivel de FP o Universidad sino a todos los niveles. La educación en este país no ha evolucionado, se ha quedado muy atrás y tenemos que hacer un esfuerzo muy importante, sobre todo desde la FP o las universidades, en escuchar cuáles son las necesidades de las empresas. Nos encontramos en que hay pocos profesionales en general y en España aún menos. Estamos a tiempo de reaccionar, pero la educación no se cambia en un chasquido de dedos, se tarda en transformar. Lo primero que haría es cambiar el nombre de 'Formación Profesional' porque no atrae al cliente que tiene que atraer, la FP no puede ser una salida para quien no puede acceder a la Universidad. Creo que hay mucha gente joven a la que le gustaría lo que se hace en la FP pero parece que se acaba en la FP porque no se entra en la Universidad. Esto es un gravísimo error. El Ministerio de Educación tendría que cambiar el nombre a estos estudios y apostar por una formación técnica y avanzada. Estamos en una sociedad de comunicación y 'Formación Profesional' suena a época neanderthal. Tenemos que copiar lo que hacen nuestros vecinos porque en el tema de educación no somos líderes. Dicho esto, los españoles tenemos una forma de ser diferente a la del resto de Europa, somos valientes, nos movemos y eso nos ha permitido tener gente muy preparada. Queda mucho por hacer.
¿La pandemia nos ha hecho mejor país, nos ha mejorado como sociedad?
Nos hemos dado cuenta que tenemos un país extremadamente solidario. He visto cosas muy bonitas estos últimos meses, la gente se ha volcado por ayudar. De la noche a la mañana nos hemos encontrado con una situación que desconocíamos y cada cual ha reaccionado como lo veía oportuno. De manera general, hemos sido un ejemplo de respeto a las normas y no ha habido un confinamiento más duro como el vivido en este país. La gente se está vacunando y creo que tenemos la suerte de tener una sociedad privilegiada en comparación con otros países. Todos queremos trabajar, queremos tener una buena vida, irnos de vacaciones, pasar tiempo con la familia... Tenemos todo para poder avanzar y salir de esta crisis mejor que otros. Este país no tiene miedo a trabajar, y lo dice su historia. Yo he vivido en muchos sitios en el mundo y creo que tenemos mucha suerte de estar en este país.
Además de ser vicepresidenta del Grupo Antolin, preside Sernauto y es miembro de la ejecutiva de la patronal CEOE, entre otras responsabilidades. ¿Qué planes tiene en el futuro?
Todo lo que pueda aportar a mi país estaré encantada de hacerlo. Soy bastante aventurera y nunca me ha asustado salir fuera. Siempre establezco la comparativa con otros países porque he vivido en ellos, conozco a su gente y hablo su idioma, pero siempre digo que donde mejor se vive es en España. Uno de los problemas que tenemos es que no nos creemos lo buenos que somos y dejamos muchas cosas buenas por hacer. Yo estaré en los proyectos donde me pidan que esté y donde pueda aportar valor.
En un momento, además, que debe consolidarse la normalización de la presencia de la mujer al frente de la empresa.
Creo que se ha mejorado mucho en esta cuestión. Es una elección de vida y hay que ayudar a las mujeres para que puedan asumir más puestos directivos. Al final, lo que tiene que hacer una mujer es lo que le gusta, como me ocurre a mí. Conlleva sacrificios, aunque yo no lo veo así. Organizo mi vida de otra manera. Cuántas veces mis dos hijos me preguntaban de pequeños por teléfono dónde estaba... Yo siempre lo he llevado de una forma natural, les decía que 'a mamá le gusta lo que hace' y ahora, a diferencia de lo que ocurrió con nuestros padres, podemos estar permanentemente en contacto, vernos las caras... Siempre digo a las mujeres, y a los jóvenes en general, que no tengan miedo. Es muy importante formarse pero también salir, conocer otras culturas y vivir -no hacer turismo- otros países. La escuela de la vida es lo mejor. Hay que aprender idiomas y hablarlos. No hay que tener miedo, aunque a veces se pasa mal, pero de esa experiencia también se aprende.
¿Cómo ve Burgos, su ciudad?
Soy muy feliz en Burgos, me aporta una gran tranquilidad, salvo por su clima. Pero el mundo no acaba en la estatua del Cid, hay un mundo más allá. Los burgaleses se tienen que abrir más al mundo, deben hacer más cosas fuera. Nuestra gente de Antolin se mueve por todo el mundo, sean operarios, ingenieros o directivos, y hemos colaborado en la integración de gente de todo el mundo en Burgos. Hemos colaborado mucho en la internacionalización de la ciudad, pero tenemos que sacar la ciudad fuera, vendernos y venderla mejor. Somos una de las ciudades con más industria per capita pero cuando consultas en internet, la industria aparece tras páginas de Catedral y morcilla... Insisto, tenemos que vendernos más fuera para atraer talento y, como reivindicación personal, hay que ubicar en la ciudad un colegio internacional.