Faltaba la luna llena y que la tarde fuera ya noche para que la predisposición a entrar en pánico fuera parte del relato. Pero aún de día, quienes acudieron el sábado a la ruta Burgos misterioso buscaban estremecerse con lo que no tiene explicación, sorprenderse con lo desconocido, asustarse con anécdotas para no dormir, saber de fenómenos paranormales o cuando menos extraños. Porque no todo en la provincia es arte y patrimonio. También hay historias de brujas, fantasmas, espíritus y psicofonías. Las hay famosas y de andar por casa, como las que han experimentado los ciudadanos y que, en una noche como la de ayer, tocó compartir.
Pero no sufran porque la ruta es apta para los que no duermen después de ver un película de miedo o saltan del asiento con un pequeño susto. Lo que la guía Raquel Martínez pretende no es que el espectador se vaya escuchando voces por todas partes, sino que conozca historias reales y leyendas para las que no siempre tenemos explicación.
Desde la plaza Santa María, de donde parte esta ruta que se realiza en la tarde-noche de los sábados, se empieza hablando de una ménsula con el rostro borrado intencionadamente en el año 1600 que hay en el claustro alto de la Catedral. En el Callejón de las Brujas habló de Cernégula; de Alonso de Salazar y Frías, que estuvo en el juicio de Zugarramurdi, y de María Mola, una bruja burgalesa.
Cuando ya caía el sol el grupo de 25 personas continuó hacia el hotel Abba para hablar de fantasmas y de los poltergeist que sufrieron una pareja de mirandeses hace unos años. Mientras los participantes, que ya habían cogido confianza en el ritual de las brujas, empezaron a compartir sus experiencias.
A esa ya noche de güijas solo le faltaba una hoguera desde la que echar leña con historias para no dormir y ahuyentar a la vez a los malos espíritus.En su lugar ayer hubo llamas -de las que alguien nos alertó cuando estábamos frente a la iglesia de San Esteban- y la que esto escribe abandonó la ruta para seguir el humo que asomaba por el cerro del Castillo.
De Córdoba a todo el país. La ruta de misterio lleva implantada en Burgos desde el mes de abril y, como recuerda Raquel Martínez, al principio se celebraba los viernes y sábados. «Pero ahora en verano, como está enfocada sobre todo a la gente de Burgos y en esta época la gente se va, lo hemos reducido a los sábados». El estío conlleva también que la ruta comience de día, lo que no ocurre en el invierno, una circunstancia a destacar porque todo asusta más a oscuras.
La empresa que lo gestiona es andaluza, cordobesa para más señas, y empezaron en 2013 a preparar la propuesta que ahora realizan por todo el país. Para instalarse en una localidad necesitan contar con guías profesionales que quieran afrontar la tarea. «El guion de la visita es mío, así como la elección de los temas, la documentación y las paradas para contarlo. Lo único que me pidieron es que incluyera Ochate y la pirámide de los italianos. Y así lo hacemos», subraya, mientras recuerda que fue ella quien contactó con la empresa cuando supo de esta posibilidad. Solo en Castilla y León hay ocho rutas, además de la de Burgos.