Una tormenta perfecta que achicharra a Castilla y León

SPC
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La sequía, la baja humedad y unas temperaturas extremas dejan una situación «nunca vista» con un avance «imparable» de las llamas

Una tormenta perfecta que achicharra a Castilla y León - Foto: JL Leal ICAL

La ola de incendios que por octavo día consecutivo están abrasando Castilla y León siguen sin contener un avance que se ha visto avivado por una serie de condiciones ambientales «muy propicias para el fuego». La sequía que desde hace meses sufre la Comunidad, la baja humedad que presentan los matorrales, unas temperaturas extremas de forma continuada y los fuertes vientos «de comportamiento errático» son los ingredientes de esta tormenta perfecta que mantiene el flanco oeste de la región ardiendo sin control. 

«No hemos visto un comportamiento como estos incendios nunca. Están avanzando incluso en contra del propio viento fruto de esa sequía acumulada que ya nos hacía prever un incendio malo», reconocía ayer el director general de Patrimonio Natural y Política Forestal, José Ángel Arranz, que aseguraba la velocidad de propagación que están adquiriendo las llamas en los 35 fuegos que ayer tenía la Comunidad «es algo nunca visto».

Por su parte, Javier Ezquerra, coordinador de la Dirección General de Patrimonio Natural y Política Forestal, advirtió de que las condiciones «siguen siendo bastante negativas» por la sequía que sufre la vegetación por el déficit hídrico de todo el año, sobre todo en primavera, y aseguró que «la humedad es mucho más baja que en cualquier año de la serie». «Ante cualquier ignición arde rápidamente y con virulencia, a lo que se suma la anomalía térmica, con diez grados por encima de la media últimos años».

Fuegos de sexta generación

De hecho, el ingeniero forestal y profesor Celso Coco, aseguró ayer a Europa Press que es «de las pocas veces» en las que ha visto crecer «tanto en tan poco tiempo» un fuego como el de Losacio (Zamora), superando incluso al que afectó el pasado mes a la cercana Sierra de la Culebra, donde el fuego acabó calcinando más de 25.000 hectáreas. En este sentido, sostuvo que los ingenieros forestales advierten desde hace «décadas» de que los grandes incendios cada vez podían ser más graves, debido a la aparición de condiciones climáticas más extremas y más prolongadas en el tiempo y al incremento progresivo de la masa forestal debido al «abandono del medio rural».

«Son grandes monstruos que avanzan de manera imparable», ilustró Coco, que explica que estos incendios son conocidos como «de sexta generación» porque se trata de fuegos que «generan sus propias condiciones» meteorológicas, ya que crean tal cantidad de humo que se producen pirocúmulos y corrientes de viento propias que, a su vez, ayudan a la propagación del fuego.