El precio disparado de los carburantes ha llevado al Gobierno a anunciar un descuento de 20 céntimos por litro de combustible para tratar de aliviar los bolsillos de los conductores. De ese total, 15 los asumirá el Gobierno y 5 las compañías petrolíferas. Sin embargo, según el Decreto-Ley, serán las estaciones de servicio las que deban adelantar la rebaja estatal para que posteriormente sea el Ministerio de Hacienda el que se la reintegre.
Si bien desde la Agencia Tributaria se ha anunciado que los profesionales podrán solicitar el adelanto, estos se muestran recelosos. El vicepresidente y portavoz de la Agrupación de Vendedores al por menor de carburantes y combustibles de Castilla y León (Avecal) cifra en 30.000 los euros que de media deberá adelantar cada gasolinera al mes. Tomando como referencia la venta de unos 150.000 litros cada 30 días, los profesionales ven «inviable» esta operación, que aseguran puede poner en grave riesgo la viabilidad de numerosos negocios por toda la provincia. También desde varias asociaciones del sector a nivel nacional se insistió ayer en la imposibilidad de abonar todo el montante previsto.
«Me parece increíble. Muy pocas van a poder adelantar ese dinero mientras que la inmensa mayoría no», lamenta Pizarro, que critica que la decisión del Gobierno haya pillado a su sector «con el paso cambiado». Desde Avecal abogan por una rebaja del precio del carburante, pero apuestan más por un recorte de los impuestos especiales o del IVA que gravan al combustible que por el adelanto -y posterior reintegro- propuesto por el Ejecutivo. De este modo, prefieren que se rebaje del 21% al tipo mínimo del 10%. «Nos parece una solución chapucera y de la que no han tenido a bien informarnos en ningún momento», denuncia Rafael Pizarro.
Esta nueva carga económica se suma la escalada de costes que están teniendo que afrontar en desde hace año y medio, y que se ha visto disparada en las últimas semanas. Si antes de la pandemia el precio de una cisterna llena de carburante rondaba los 30.000 euros, el desembolso ahora es el doble, 60.000. Además, apuntan desde Avecal la dura travesía que llevan desde el estallido de la crisis sanitaria, momento en el cuál tuvieron que permanecer todos abiertos pese a no haber coches en las carreteras por las restricciones. «Lo único que hicimos fue desangrarnos económicamente al no poder mandar a los trabajadores al ERTE y poniéndoles en riesgo», critica.
Sin noticias de Bruselas. A todo este cúmulo se añade la falta de ayudas de los Fondos Europeos al sector según denuncia el vicepresidente de la Agrupación de Vendedores al por menor de carburantes y combustibles de Castilla y León. «No las vamos a ver a no ser que nos cambiemos por enchufes (en referencia al coche eléctrico)», sentencia Rafael Pizarro.