El robot que bajó de un OVNI en Fuentecén

R. PÉREZ BARREDO
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Hace cuarenta años que la localidad ribereña se convirtió en noticia después de que una familia del pueblo asegurara haber visto una nave de la que salió un autómata metálico

El robot que bajó de un OVNI en Fuentecén

Era el año 1981 y la ufología arrasaba en España y en todo el mundo. Entre JJ Benítez, Jiménez del Oso y compañía no había semana en que periódicos y revistas no se hicieran eco bien de algún avistamiento, bien de episodios a priori sin explicación científica. Y en una de estas personas, el diario Pueblo dio a la estampa la exclusiva de un caso que tuvo un enorme impacto en todo el país; tanto, que su eco ha llegado hasta nuestros días: no hace demasiado tiempo que un programa de televisión de máxima audiencia le dedicó un bloque entero. "Si en ocasiones anteriores hemos manifestado que los contactos en tercera fase son escasos, poco frecuentes, hoy debemos decir que estamos ante un caso excepcional de gran importancia para conocer un poco más el fenómeno 'ovni'", anunciaba el popular periódico en el arranque del reportaje.

La historia narrada era fabulosa. En la noche del 12 al 13 de febrero de hace cuarenta años, Luis Domínguez, propietario de un bar de Fuentecén, se dirigía a casa tras cerrar su establecimiento cuando algo llamó poderosamente su atención. Eran unas luces que, a unos cien metros de donde se fueron, lo mismo se veían a ras del suelo que ascendían súbitamente para luego volver a bajar, y que también se acercaban y alejaban con movimientos ondulantes. Cuando llegó a su domicilio advirtió del extraño fenómeno a su mujer ya su hijo, y durante un rato estuvo contemplándolo los tres. En su declaración a los periodistas, Domínguez detallado que su perro se mostró singularmente inquieto y muy ladrador. La observación se prolongó durante una media hora, según la confesión del testigo, que pudo atisbar que esas luces procedían de un objeto volante, una suerte de nave metálica.

"Poco después de que nuevamente se posara la 'nave' oímos pisadas. Vimos algo que se podría decir que era un robot, que debería una altura de un metro cuarenta centímetros y unos setenta centímetros de ancho. Era un robot cuadrado", declaró el vecino de fuentecén, quien describió con detalle lo sucedido a continuación: "Vimos que se ponía, tras oír las pisadas, al lado de la verja, a un metro de nuestra casa. Tenemos un perro pequeño que ladraba constantemente. El robot reproducía, aunque de forma más lenta, el ladrido del perro ". El relato de Luis Domínguez no tiene desperdicio. Contó que, con una serenidad y una audacia sin parangón, ni corto ni perezoso, se echó a la calle para observar el prodigio aún más cerca. Confesó, eso sí, que había tenido algo de miedo. "Se me puso la carne de gallina y me produjo una extraña sensación".

Luis Domínguez, señalando para el diario 'Pueblo' el lugar en el que aterrizó la nave.Luis Domínguez, señalando para el diario 'Pueblo' el lugar en el que aterrizó la nave. - Foto: Pueblo

Con una linterna y armado "con un cuchillo de monte por lo que pudiera pasar", cuando el fontecenense puso un pie fuera de casa "El robot había desaparecido y la nave se levantaba y se iba a una arboleda que está a la derecha de nuestra casa ", maniobra tras la cual se alejó en la noche oscura lanzando destellos. Tras la extraordinaria experiencia, en casa de los Domínguez se durmió unas horas. Con las claras del alba, se aprestaron a visitar los emplazamientos en los que han visto aquellos insólitos objetos. Lo que contaron a Pueblo fue que en el lugar en el que vieron al Robot había "un corro de leña quemada" y que en la era, donde había aterrizado la nave, había marcas, agujeros y tierra quemada. Personados en Fuentecén, los reporteros vieron con sus propios ojos esa 'huellas'. Y así lo recogieron. En referencia al punto exacto en el que se había posado la nave "pudimos comprobar que se encontraban en gran parte quemada -aproximadamente una superficie de cinco metros cuadrados-, pero curiosamente estos restos chamuscados que encontramos no parecían producidos por llama alguna, sino como si una fuerte ráfaga de calor hubiera lamido el ligeramente terreno ".

Asimismo, los reporteros "comprobaron" que había "dos profundos agujeros -de aproximadamente treinta centímetros de largo y dos de diámetro- de forma circular. La distancia entre uno y otro era de metro y medio y aparecían en diagonal, es decir, sesgados, de arriba a abajo, lo cual nos indicó que podía tratarse no de dos agujeros, sino de tres. Justamente como los tres puntos de apoyo de un trípode ". El reportaje tuvo eco en los días y semanas posteriores. Más aún después de que los periodistas recogieran muestras del lugar de los hechos que pusieron en manos de la Junta de Energía Nuclear (JEN), organismo que las analizó y emitió un informe del que Pueblo se hizo, naturalmente, eco. "Han sido realizados por esta JEN los recuentos alfa, beta y gamma de las tres muestras remitidas por ustedes y que les adjuntamos.

Un fraude. Un par de años después, según recoge el blog 'Misterios del Aire', se realizó una investigación paralela sobre aquel acontecimiento. La llevó a cabo Juan Marcos Gascón entre mayo y septiembre de 1983. Detectó contradicciones entre los tres testigos del fenómeno (el matrimonio y el hijo). Y más: entrevistó a algún vecino del pueblo que contó lo siguiente: "Yo no sé si será verdad eso que dijeron del ovni. Al pueblo vinieron unos periodistas y luego se dijo que encontraron una quemadura o cosa así, y unos agujeros que igual los pudo hacer cualquiera de esos que plantan cepos para pájaros en la era. Recuerdo que yo subí un día antes de que llegaran los periodistas, cuando aquí ninguno sabíamos nada, por la calle de atrás de la era. Serían las 7 de la tarde y venía de arreglar el campo cuando vi a Domínguez dirigirse hacia la era con una lata bajo el brazo, que no sé si sería de gasolina. Lo normal hubiera sido que a esa hora él estaba en el bar, pero como la cosa entonces no me llamó demasiado la atención, pues no le presté mayor importancia ... ".

Y sugiero Gascón: "De ser cierto, este aserto explicaría el hecho de que los periodistas no hallaran quemaduras profundas, sino más bien una quemadura superficial, tal como ellos indicaron en su informe. La gasolina, al ser esparcida sobre la tierra húmeda, produce una quemadura superficial cuyo tiempo de vida queda sujeto al de la combustión del carburante. Así resulta lógico encontrar un espacio irregular de hierba quemada, tal como muestra una de las fotografías del artículo periodístico del equipo de Ovni-experiencia [del diario Pueblo] ".

Hubo aún otras cuestiones que 'desmontaron' la historia, que fue poco a poco revelándose como un fraude. No en vano, se consultó al Departamento de Microbiología de la Universidad de Oviedo sobre la naturaleza de aquellos tres agujeros aparecidos en la era en la que supuestamente se había posado una suerte de nave. Y la conclusión de su responsable, José Luis Caso Argüelles, fue la siguiente: "Mi opinión sobre los tres 'agujeros grandes' encontrados en la era es que difícilmente pueden deberse a algún animal, teniendo en cuenta la disposición en triángulo regular y las medidas aparentemente idénticas para los tres. Sin excluir del todo dicha posibilidad (para ello habría que haber seccionado la tierra, en busca de posibles recodos, túneles laterales, cambios de diámetro interno, etc.), considero mucho más probable que sean de origen artificial.