El Gobierno de coalición del PP y Vox se tambalea y a estas alturas solo un giro radical de los acontecimientos podría evitar la ruptura del bipartito. El primer paso hacia la separación se escenificó ayer en la Comisión de Hacienda, donde los aún socios del Ejecutivo municipal anticiparon que están muy lejos de un acuerdo y todo apunta a que en el Pleno de este viernes el partido que lidera Fernando Martínez-Acitores votará en contra del presupuesto del Ayuntamiento para el ejercicio 2025. Se opondrán al presentar los populares unas cuentas que, tras la «rectificación» anunciada este jueves por la alcaldesa, Cristina Ayala, incluirán las partidas de los convenios a las ONG Burgos Acoge, Accem y Atalaya que se habían eliminado del borrador inicial.
Relatan los asistentes a la Comisión de Hacienda que el vicealcalde, Fernando Martínez-Acitores, se mostró nervioso y tuvo incluso que contener la emoción. A nadie se le escapa que el líder de Vox en el Ayuntamiento era partidario de aprobar el presupuesto y mantener la coalición. Eso es, precisamente, lo que le llevó a anunciar el jueves la presentación de una enmienda transaccional (inviable desde el punto de vista técnico y jurídico) que en realidad lo que buscaba era una salida a la crisis y esconder una rectificación. Lo que sucede es que Vox sí tiene líneas rojas en Madrid, su política de inmigración es una de ellas y así se lo recordaron a su concejal y éste, por extensión, al PP. No darían ni un paso atrás al acuerdo al que llegaron de quitar las subvenciones a estas entidades.
La herida que se ha abierto en el Grupo Municipal de Vox es grande y varios de sus miembros están valorando seriamente su renuncia al acta de concejal.
De poco sirvieron los paseos que el viernes por la mañana se daba el vicealcalde por los pasillos de los servicios económicos del Ayuntamiento para conocer de qué manera se tenía que presentar la enmienda en la comisión del martes. Tanto él como el resto de los integrantes del Grupo Municipal de Vox pensaban entonces que aprobarían el presupuesto. El concejal de Comercio, Raúl Martínez, incluso expresó este deseo públicamente el lunes y se atrevió a llamar desinformado al portavoz de su partido en las Cortes, Juan García-Gallardo, muy crítico con sus compañeros en la capital burgalesa. ¿Merecía la pena sacrificar unas cuentas de 250 millones de euros por un desacuerdo en 120.000?, se preguntó. Ignoraba quizá que para Madrid no era un asunto cuantitativo.
No solo Vox no se iba a mover. En el PP interiorizaron ya a finales de la semana pasada que se habían equivocado, la alcaldesa reconoció públicamente que era «necesario dar marcha atrás» y dejó claro que el presupuesto que se iba a someter a votación en el Pleno contemplaría la recuperación de los convenios con las ONG. Anticipó que si no contaba con el apoyo de su socio estaba dispuesta a someterse a una cuestión de confianza para sacar las cuentas adelante.
Si bien la ruptura del Gobierno de coalición es en este momento el escenario más probable, en política nada se puede dar por cerrado ya que todo puede pasar hasta la celebración del Pleno.El concejal de Hacienda, Ángel Manzanedo, afirmó en la rueda de prensa posterior a la comisión que preside que «todavía queda un largo recorrido de aquí al viernes». Unas palabras, también es cierto, más propias del guion del momento que de estar sustentadas en cimientos sólidos, ya que el edil eludió dar ningún detalle sobre cómo estaba la situación con su socio del bipartito.
(Más información, en la edición impresa de este miércoles de Diario de Burgos o aquí)