Pese a ubicarse dentro de la Facultad de Humanidades, en uno de los pabellones del antiguo Hospital Militar, el Centro Ítacano es un aula universitaria convencional. Este espacio de trabajo abierto y multidisciplinar está plagado de ordenadores de colores y pantallas de todos los tamaños. Allí, alumnos y profesores se confunden, unos se dedican a la programación pura y dura, otros manipulan figuras en la pantalla, otros trabajan con paletas de colores, otros mueven mapas a tres escalas y algunos contrastan los borradores de un guion... La sala de reuniones contigua está presidida por un coqueto mueble-bar con su barra y sus banquetas a juego, hay pizarras con instrucciones y estanterías llenas de juegos y consolas que ya son historia. El show room aledaño es una sala en la que hay dibujado un gran cuadrado en el suelo, espacio diáfano que delimita el lugar donde se trabaja con los visores digitales. Hay gráficos de iglesias y catedrales en paneles, pantallas táctiles, micrófonos, auriculares y una gran variedad de joysticks para manejarse en el mundo de la realidad virtual.
Este es, en esencia, el universo del Centro de Innovación y Tecnología de Videojuegos y Comunicación Audiovisual (Ítaca), un proyecto que nació vinculado al grado de Diseño de Videojuegos (que cuenta con un centenar de alumnos en los dos cursos que ya se han realizado y 500 a la espera) y que reúne todas las iniciativas que han ido cuajando en torno a este mundo de investigación y tecnología.
El Ítaca se ha ido dotando de contenidos, equipos y equipo de profesionales con la financiación de la UBU y también con las aportaciones económicas recibidas de los diferentes proyectos de investigación -nacionales e internacionales, de empresas e instituciones varias- relacionados con los videojuegos y la comunicación en los que participa.
Programadores, diseñadores gráficos, dibujantes, guionistas, fotógrafos, historiadores y educadores, todos caben en el Ítaca. - Foto: ValdivielsoLa gente que se mueve entre los ordenadores tiene un perfil multidisciplinar porque las nuevas tecnologías con las que trabajan se aplican a un amplio abanico de áreas de conocimiento. Hay alumnos de Comunicación Audiovisual, de Videojuegos, de Informática, también docentes del grado de Español, Lengua y Literatura, de Educación, de Historia, Geografía y Comunicación.
«Los videojuegos -aclara Mario Alaguero, coordinador del Ítaca- no solo sirven para el entretenimiento, sino que son un formato audiovisual más, pero con un montón de potencial gracias a su interactividad. Estamos demostrando que, aplicados a diferentes entornos, se pueden obtener muy buenos resultados».
En el Ítaca se desarrollan proyectos enfocados al propio aprendizaje de los alumnos de Videojuegos. El más famoso es el llamado 'Juana, la puerta de la reina', un videojuego sobre la reina castellana que atesora tres años de trabajo y aportaciones de los alumnos. «Es un proyecto casi asambleario en el que cada cual aporta para intentar explicar en el universo digital la historia de esta mujer, vilipendiada con el apelativo de 'Juana la Loca'. Nos enfrentamos a un personaje histórico y complicado y se trata de desentrañarlo a través de un videojuego», explica el coordinador del Ítaca. Además de programación y realidad virtual, en 'Juana, la puerta de la reina' se trabaja con historia, con patrimonio monumental y con un guion acorde con la complejidad del personaje.
El Ítaca reúne vocaciones universitarias de muchos campos de conocimiento. - Foto: ValdivielsoUn segundo proyecto es el videojuego Fantastic Roads, centrado en la historia de cuatro pioneras en la ingeniería que compiten en una carrera de coches. «Es un juego muy dinámico, en el cada cual aporta en programación o animación, y que pone en el foco la trayectoria de estas mujeres. Los alumnos siempre deciden cómo lo hacen...».
«Aquí no solo nos centramos en el diseño artístico, sino que nos enfocamos a la conceptualización completa del videojuego. Aquí hay que dominar las técnicas de los guiones, la economía, la programación, las matemáticas, el dibujo... Somos como directores de cine, que creamos a partir de cero. Por eso necesitamos de gente multidisciplinar, con alta conocimiento de programación, pero también de humanidades y otros saberes».
Investigación. El Centro Ítaca ya ha publicado dos proyectos de investigación: Indaga App y Mucho más que abejas.
El primero es un taller de experimentos digital enfocado a los alumnos de Primaria y Secundaria que busca que el usuario comprenda cómo funcionan las variables científicas. Para ello, los experimentos no se hacen en el laboratorio, sino que se simulan en la pantalla de un móvil o de un ordenador. El videojuego se retroalimenta de la información que aportan sus usuarios a medida que se realizan más pruebas. Es un trabajo coordinado con la Facultad de Educación.
'Mucho más que abejas' es otra herramienta digital para su uso en las escuelas. Los insectos de la miel son el hilo conductor para visualiza toda la problemática medioambiental en la que está inmerso el planeta. También se ha realizado en coordinación con Educación.
En Ítaca también se ultima una aplicación digital que enseña el pronunciamiento de los fonemas de español a los extranjeros.
Patrimonio. El ámbito del patrimonio histórico es uno de los que más ocupación está dando al equipo. Actualmente, adelanta su coordinador, trabajan en siete proyectos, destacando una aplicación digital que permitirá visualizar el interior de la Catedral de Burgos desde su parte más alta con gafas de realidad virtual, dada la imposibilidad de las visitas turísticas en estos espacios de altura. «Es tal el realismo que conseguimos que provocamos el vértigo...».
También se está diseñando un proyecto que explicará la construcción y evolución de la iglesia de San Gil con gafas de realidad virtual.
«Estamos trabajando para la Diputación Foral de Vizcaya en un tema de patrimonio industrial. Tenemos proyectos con empresas, con ayuntamientos y diputaciones y vemos que es una demanda que crece. Para entender el patrimonio hay que explicarlo en realidad virtual», sentencia Mario Alaguero.
Empresas. En sus apenas tres años de actividad, el Ítaca ha asentado las bases para el futuro impulso de empresas en el ámbito de los videojuegos. De hecho, el siguiente paso de este centro será la creación de una lanzadera de proyectos empresariales, un laboratorio para probar los videojuegos y respaldar a los emprendedores que van a surgir en breve en esta actividad.
«Videojuegos es un ámbito que tiene la ventaja de su enorme capacidad de deslocalización. Hay muchos estudios que trabajan en remoto para todo el mundo y muchos más que se podrán ubicar en Burgos. Basta con tener una buena idea y algo de financiación, aunque en menor medida que otros sectores. Si algo puede repoblar de empresas Burgos son los videojuegos».
La UBU lleva dos cursos impartidos del grado de Videojuegos y es aún pronto para empezar a lanzar emprendedores. «Los va a haber, porque estamos en una carrera muy vocacional y la gente quiere trabajar en lo que le gusta. Hay mucha inquietud y pronto veremos frutos...».