Si las cosas salen como están previstas, Raúl Berzosa, obispo emérito de Ciudad Rodrigo, volverá a Burgos en las próximas semanas, a la archidiócesis de la que se marchó hace casi 20 años cuando en la primavera de 2005 fue nombrado obispo auxiliar de Oviedo, y en la que despuntó por encima de los demás curas de su generación. Sería, por explicarlo de alguna manera, el destino definitivo para el arandino después de más de seis años de deambular por el mundo tras la renuncia a su cargo por motivos personales en junio de 2018.
La palabra destino se utiliza aquí en cursiva porque en términos católicos hace referencia a la encomienda de un mandato. lo que no es exactamente así en este caso por la condición de exobispo de Berzosa. De confirmarse su llegada a Burgos sería el tercer emérito que aloja la archidiócesis con Fidel Herráez, que sigue viviendo aquí, y Ramón del Hoyo, que volvió a la provincia tras jubilarse en Jaén.
Este paso, que está sobre la mesa desde hace semanas, tiene pendientes algunos flecos. Uno de los más importantes sería el visto bueno de la Santa Sede, por lo que no se descarta que en los próximos días se celebre una reunión con el nuncio del papa Francisco en España, el filipino Bernardito Auza, que hace no mucho tiempo estuvo en Burgos con motivo de la celebración del 600 aniversario del Monasterio de Santa Dorotea.
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