La pasión por el cine western, en especial por la película El bueno, el feo y el malo, ha estado latente en el interior de estos hombres durante años. La celebración del 50 aniversario del rodaje de la mítica película en 2016 y la recuperación del cementerio de Sad Hill, donde se rodó la escena final del trabajo de Sergio Leone, hizo que esta explotara. Y lo ha hecho para llevarles a crear unos auténticos lugares de peregrinación para los amantes de este género cinematográfico y de esta película, y también para aquellos curiosos que quieran empaparse del rodaje de una cinta histórica y de las mil anécdotas que dejó su rodaje en diferentes parajes de pueblos como Hortigüela, Santo Domingo de Silos, Carazo o Contreras. También Covarrubias, donde se hospedó parte del elenco, o Salas de los Infantes, centro logístico y organizativo durante la grabación.
Imágenes inéditas de sus protagonistas fuera del set, objetos reales que se utilizaron como atrezzo para su filmación, fotografías de los escenarios naturales utilizados, figuras en metal de sus protagonistas, carteles de la película... El repertorio que cuelga de sus paredes para evocar el trabajo de Clint Eastwood, Lee Van Cleef y Elie Wallach es infinito, como las veces que han visionado este filme Luis Vicente, del Restaurante el Pedroso; David Alba, del bar Leone Baryloche; David Sebastián, del Bar Restaurante La Yecla; Martín Alonso, de Calzados Pineda; y Pelayo Barbero, del Restaurante El Pelayo.
Todos ellos han conseguido hacer de sus negocios unos auténticos templos del western y de su película favorita, algunos auténticos museos que no dejan indiferente a quiénes traspasan sus puertas. Una visita obligada en la que dejarse llevar para adentrarse en el spaghetti western y en la película más icónica e importante de las que se han filmado en la provincia.
David Sebastián / Bar restaurante La Yecla (Santo Domingo de Silos). - Foto: f2estudioAdemás, esta visita tiene un valor añadido, sus dueños siempre están encantados de explicar cada detalle, de ofrecer cualquier dato o curiosidad, e incluso de 'prestar' un poncho, un gorro o una cartuchera para que en la visita a Sad Hill la foto de recuerdo sea aún más real. Bienvenidos al lejano oeste burgalés.
David Sebastián / Bar Restaurante La Yecla (Santo Domingo de Silos)
«De nuestra carta puedes elegir la hamburguesa Eastwood o la Lee Van Cleef»
Ubicado en el corazón del Parque Natural Sabinares del Arlanza y la Yecla, este bar restaurante, una valiente apuesta de David Sebastián, es el último local de la comarca que se ha sumado a mantener vivo el espíritu de El bueno, el feo y el malo. A sus clientes les da la bienvenida una figura de Clint Eastwood, cabizbajo, cigarrillo en boca y cerveza 947 Sad Hill en mano. Sí, Sebastián ha bautizado a esta tostada con el nombre del mítico cementerio, una cerveza artesana, edición especial y envejecida en madera de roble.
David Alba / Bar Leone Baryloche (Hontoria del Pinar). - Foto: f2estudioCon ella 'brinda' con la silueta del actor, junto a un cartel de madera similar al que aparece en las películas del oeste, que da la bienvenida a los clientes a este 'Saloon'. También les indica por dónde se va hacia el desfiladero, dónde está la terraza La Yecla y por dónde se va a la Terraza Sad Hill. «Esta última también cuenta con una barra decorada en plan western y la idea es ofrecer en ella otras actividades, como cine de verano, poder proyectar El bueno, el feo y el malo», comenta Sebastián, quien reconoce que apostó por este tipo de decoración por el tirón que estaba teniendo y que seguirá trabajando en la misma línea.
En el exterior del local, junto al aparcamiento de La Yecla, sobre una de sus paredes, cuelga una lona de gran tamaño donde, con una imagen de Eastwood en el cementerio, se publicita la cerveza que comercializa en homenaje al filme.
Ya en el interior, el local está decorado con carteles alusivos al filme y también a Sad Hill, lugar donde este emprendedor instaló durante varios meses de 2020 y 2021 una gastroneta en la que vende sus cervezas y algún aperitivo. «La idea este 2022 es comenzar sobre Semana Santa y estar 6 meses, Abriremos los fines de semana y los días de más afluencia en verano».
Luis Vicente / Restaurante El Pedroso (Barbadillo del Mercado). - Foto: f2estudioMientras, Sebastián avanza con otras ideas. Está diseñando una nueva carta con una tipografía típica del western y tiene pensada una jornada gastronómica donde se mariden sus cervezas con comidas relacionadas con el oeste, como alitas, costillares o barbacoa. Entre sus platos, además, se puede elegir la hamburguesa Sad Hill, con carne de wagyu de la Finca Santa Rosalía, o decantarse por la Clint Eastwood o la Lee Van Cleef.
David Alba / bar Leone Baryloche (Hontoria del Pinar)
«Aquí nació la asociación y se gestó la idea de recuperar las tumbas del escenario final»
La historia de amor de este local de Hontoria del Pinar con el cementerio y con El bueno, el feo y el malo va más allá de la decoración. En él se firmaron hace ya 8 años las actas de constitución de la Asociación Cultural Sad Hill y a ambos lados de su barra comenzó a gestarse la idea de recuperar este espacio que acogió la mítica escena final. Su dueño, David Alba, fundador y uno de los protagonistas del documental Desenterrando Sad Hill, ha cambiado también el nombre del bar, de Baryloche a Leone Baryloche, un claro homenaje al director de la película, y ha ido incorporando decoración western y fotogramas del filme según iban descubriendo material sobre él. «Me gusta y me apetecía compartir con los clientes lo que íbamos encontrando sobre la película», dice. Entre las imágenes que más llaman la atención de las que decoran las paredes de este local destaca una grande de Clint Eastwood tomada en el propio cementerio y con las montañas de fondo. El actor norteamericano comparte espacio con su hijo Kyle, músico, que estuvo hace unos años en Burgos ofreciendo un concierto y firmó una foto suya a David y a Nora, el otro 50% de Leone Baryloche. También hay otra autografiada por el grupo SFDK, que estuvo grabando un videoclip en el cementerio.
Martín Alonso / Calzado Pineda (Salas de los Infantes). - Foto: f2estudioAlgunos de sus clientes llegan atraídos por esta decoración y por el propio David. «Hay gente que ha visto el documental, en el que salgo yo en el bar, y han querido venir a conocerlo. Este verano hubo dos italianos que vinieron en moto, primero pasaron por Sad Hill y luego vinieron aquí porque lo habían visto en el trabajo de Guillermo de Oliveira», añade. Por su bar también pasa cada año una familia de franceses aficionados a la película. «Fueron ellos los que me regalaron una figura de Eastwood. Es de los años 70, la tenían en casa y cuando conocieron el bar pensaron que estaría aquí mejor, así que al año siguiente me la trajeron», añade. Un cartel en madera con la palabra Saloon preside la entrada al local, al que llega gente para comprar camisetas de Sad Hill y también a por los trípticos de la ruta que hay de los escenarios. «Cuando entran suelen hacer un recorrido por todas las fotos y demás elementos que hay, como un poncho. A veces las comentamos y charlamos sobre anécdotas», recuerda.
Luis Vicente / Restaurante El Pedroso (Barbadillo del Mercado)
«Pongo a los clientes la escena final para que vean el cementerio antes de llegar a él»
Barbadillo del Mercado es una de las puertas de entrada a Sad Hill, donde se toma el desvío para llegar hasta Contreras, y allí, en el Restaurante El Pedroso, muchos de sus visitantes hacen parada, para comer, tomar algo o para preguntar. «A veces les pongo en la televisión la escena final de la película, para que vean como aparece este lugar antes de que lleguen hasta él», comenta Luis Vicente, tras la barra de este establecimiento, siempre dispuesto a contar anécdotas sobre esta película, que bromeando dice ha visto 400 veces. «De tanto poner el VHS, se me rompió la cinta», reconoce el hombre.
Pelayo Barbero / Bar Restaurante El Pelayo (Salas de los Infantes). - Foto: f2estudioUna de las paredes de este restaurante está dedicada a este filme. Sobre ella hay 15 imágenes en blanco y negro que recogen algunos de sus fotogramas o curiosos momentos del rodaje en la zona durante algunas semanas entre mayo y julio del 66. Atraídos por la magia del mítico cementerio, pasan por El Pedroso personas con orígenes diferentes. «Hay un grupo de franceses que vienen en moto todos los años, y también unos valencianos, que llegan con la bici y de camino a Asturias pasan cada verano por Sad Hill. «En cuanto empieza a hacer bueno, aumentan las visitas. Hay uno que incluso duerme allí», añade.
Martín Alonso / Calzados Pineda (Salas de los Infantes)
«Hay gente que te pregunta si pueden pasar solo para ver la tienda y alucinan»
Viendo su fachada y escaparate se puede intuir que su interior tampoco va a dejar indiferente, pero lo cierto es que es una auténtica sorpresa: es una zapatería del oeste en medio de Salas de los Infantes. Baldas de madera de sabina con más de 300 años y numerosos objetos antiguos simulan lo que podría ser un local de película. Su artífice es su dueño, Martín Alonso, natural de Contreras, muy cerca de donde se encuentra Sad Hill. «De chaval estuve en el rodaje y es una cosa que te marca, que siempre tienes ahí», reconoce.
Fue hace unos años, con el boom que supuso la celebración del 50 aniversario del rodaje de la película, cuando comenzó a elaborar carteles de madera tallados con el nombre de Betterwille o El bueno, el feo y el malo. Y lo uno le llevó a lo otro. Sin tener experiencia con la ebanistería ha hecho en madera antigua las estanterías, el mostrador de la zapatería, ha forrado también de madera la caja registradora que ahora se asemeja más a la de unSaloon que a una de una tienda del siglo XXI y no para de recuperar objetos antiguos que corresponden a la época en la que se rodó la película y que luce orgulloso junto a botas, zapatos o deportivas. La joya de la corona es una pequeña bayoneta que un vecino de Contreras le regaló. «Es auténtica del rodaje. Sale en una escena de la película, cuando cogen a Tuco y al Malo antes de llegar al puente de Langston para que se alisten en el ejército. Se rompió, la tiraron y este vecino la recogió».
Entre su género también exhibe cantimploras similares a las que aparecen en la película, rifles de aquella época, relojes de bolsillo, candados, herraduras, sillas de montar... Auténticos tesoros que algunos incluso ha vendido ante la insistencia de clientes. Una de las partes de la tienda más fotografiada es la pared llena de imágenes de la película, entre ellas hay unas de unos señores de San Sebastián que participaron en el rodaje y se las llevaron. «Hay gente que te pregunta si pueden entrar para verla. Los amantes de El bueno, el feo y el malo alucinan, y los que no lo son les acaba encantando la tienda». Debido al tirón ha incluido entre sus productos ponchos, gorros y cartucheras, y también ha hecho camisetas alusivas a la cinta.
Pelayo Barbero / Bar Restaurante El Pelayo (Salas de los Infantes)
«Empecé por publicitar Sad Hill y ahora los clientes vienen atraídos por la decoración»
Pelayo Barbero contagió de su pasión por El bueno, el feo y el malo a 5.200 de sus clientes. Ellos, a través de pequeñas fotografías ataviados del oeste, conforman los carteles con la imagen de los tres protagonistas de la película, como se aprecia en la imagen. Esas mismas 5.200 fotografías también se han usado para crear una imagen enorme del valle donde se encuentra Sad Hill y que preside el comedor.
Más que un guiño a esta cinta western, este restaurante de Salas es un auténtico museo. «Empecé para publicitar el cementerio, por darlo a conocer, pero no sabía que me iba a llevar a esto», comenta Pelayo en relación a que algunos clientes llegan hasta su local porque han oído sobre lo que se pueden encontrar allí. Uno de ellos es Luis Moya, el que fuera copiloto de Carlos Sainz, que visitó la zona para conocer Sad Hill. «Estuvo un día cenando y nos lo pasamos genial. Sabe una barbaridad de cine western». A otros, les ha gustado tanto la decoración y su comida que han decidido inspirarse en él para abrir un restaurante fuera de España. «Un día pasaron tres franceses, aficionados a la película. Unos meses después volvió uno de ellos y me comentó que en un pueblo cerca de Nantes habían abierto un local que habían llamado El Pelayo, donde se servía una hamburguesa parecida a la nuestra y que también tenía decoración de El bueno, el feo y el malo».
¿Y que tiene El Pelayo para volver loco a los aficionados a la cinta más famosa de Leone? Ver las fotos referidas a la película y a su rodaje que tiene sobre la barra y en las paredes lleva su tiempo. Algunas de ellas pertenecen a un partido de fútbol que se jugó en Salas y donde Clint Eastwood, bota de vino en mano, es uno de los espectadores. «Otras me las han traído personas que participaron en el rodaje, en concreto señores de Irún y San Sebastián». Entre esas imágenes también hay carteles de la película, maquetas que él elabora y a las que va a dedicar toda la segunda planta del local, pistolas, sombreros y demás elementos que evocan al género western. Con especial cariño Pelayo mira la pared donde caricaturistas como Pedro Vera, Bizkarra o Jordi Barnet muestran su visión de la película.
Este restaurante también homenajea a otras películas rodadas en el entorno, como Las Petroleras o Cabalgando hacia la muerte.