Depender casi en exclusiva de un único cliente tiene sus cosas buenas -relación estrecha, conocimiento al detalle de sus demandas...- pero también sus cosas malas. Una de las que se colocan en la balanza negativa es, sin duda, la dependencia a nivel productivo. Ese es el caso de la fábrica de Ara, propiedad de la multinacional norteamericana Lear, cuyas piezas para el interior de la automoción se destinan en la inmensa mayoría para la factoría de furgonetas Mercedes en Vitoria.

La 'salud' de la planta de Villalonquéjar pende de la actividad que registra su vecina del polígono vasco de Júndiz. Si esta decide detener sus líneas de ensamblaje las consecuencias no tardan mucho en hacerse notar en Burgos. Para capear estos vaivenes, dirección y comité de empresa han pactado un expediente de regulación temporal de empleo (ERTE) que permitirá adaptar la producción de la planta burgalesa a la vitoriana.

El mecanismo laboral, ya en vigor aunque de momento sin activar, afectará a la totalidad de la plantilla -más de 200 trabajadores- y podrá aplicarse un máximo de 40 jornadas por persona. Se prolongará hasta el 31 de julio. En caso de entrar dentro del ERTE, el empleado percibirá el 80% de su salario y el 100%en las pagas extra y en las vacaciones. La factoría de furgonetas de Mercedes ya ha detenido sus líneas cuatro días este mes de febrero (2, 9, 12 y 13) mientras que ayer se anunció que suspenderá la actividad en los tres turnos el viernes 23.

Estos ajustes, según fuentes sindicales, se justifican en base a la «enorme incertidumbre» que sufren los mercados por los distintos conflictos internacionales, véase por ejemplo la crisis del mar Rojo (...).

(Más información, en la edición impresa de Diario de Burgos de este jueves o aquí)