La construcción del tramo de autovía A-73 entre Quintanaortuño y Montorio tiene en Ubierna uno de sus epicentros. Aunque la construcción se extiende ya varios kilómetros al norte, esta localidad de la Merindad de Río Ubierna soporta cada día el tránsito de decenas de vehículos pesados, furgonetas y coches que suben y bajan a la obra. El paso de enormes camiones por mitad del casco urbano ha provocado un desgaste considerable de varias de las calles del pueblo.
Algunas habían sido arregladas hace menos de 3 años, por lo que el estropicio para los vecinos es más doloroso si cabe. La que llega hasta las piscinas, la de la Electra o la que permite conectar con un camino que conduce directo hasta el tajo son algunas de las afectadas. Tramos de hormigón rotos, baches que a cada día que pasa crecen más y más, badenes reductores de la velocidad desgastados o tramos de pequeñas piedras que invaden las aceras y que caen desde un camino próximo son algunos de los problemas que presentan.
La Junta Vecinal va a enviar un escrito al Ministerio de Transportes para solicitar que se deje tanto las calzadas como las aceras en un estado igual al que se hallaban en septiembre de 2023, fecha de inicio de los trabajos.
Desde entonces el trasiego de vehículos ha sido -y es- constante. La UTE adjudicataria se ha comprometido con el alcalde, Rubén Pérez, a construir un puente sobre el río que desvíe todo ese tráfico pesado que actualmente transita por el pueblo. Sin embargo, las constantes lluvias, tal y como le han explicado al regidor, han impedido hasta ahora que esta 'circunvalación' sea realidad.
Mientras que las borrascas no dejan de traer precipitaciones a la provincia, los camiones siguen circulando por medio de Ubierna. Según algunos vecinos son más de medio centenar los vehículos que transitan por sus calles, algunos de ellos a gran velocidad. «Cuando sacamos la terraza tenemos que tener mucho cuidado, tanto nosotros como los clientes», explican desde la cantina. Aunque últimamente el trasiego se ha reducido, ya que el ritmo de trabajo no es tan alto como en verano, las huellas del paso de los tráiler siguen presentes en el día a día del pueblo.
Basta con echar un vistazo a los extremos de las calles, algunos repletos de barro o pequeños cantos que se desprenden de las ruedas de los camiones que bajan directamente desde la zona en la que actualmente se trabaja para conformar este nuevo tramo de autovía en territorio burgalés.
Compromiso. Desde la adjudicataria, que están en constante contacto con el alcalde, le han transmitido que asumirán el arreglo de las vías para dejarlas tal y como se las encontraron. No obstante, han requerido a la Junta Vecinal que comunique la petición de manera formal ante el Ministerio.
De este modo, cuando concluya el tránsito rodado de todos los camiones, procederán a reparar todos los desperfectos causados. Estas semanas de intensas lluvias los efectos son si cabe más notorios: calles con trozos de asfalto levantado, tramos de hormigón 'agujereados', zonas desgastadas por el paso de los vehículos pesados y en los que ahora se acumula el agua... «Nos aseguran que no habrá problema, que es algo habitual», indica Pérez.