Máxima vigilancia en los viñedos de la Ribera del Duero. Tras las lluvias abundantes que han caído en las últimas semanas y las temperaturas suaves que se están registrando, los agricultores son conscientes de que estas circunstancias les obligan a extremar el control para evitar la proliferación de los temidos hongos. "Cruzamos los dedos, es una situación bastante desfavorable", admite de primeras Tomás Bueno, viticultor en Zazuar, mientras subraya que están realizando tratamientos preventivos y curativos. Por ahora, han detectado "algo de mildiu" y "focos mínimos de oidio". Y esto, como continúa, hace que en el sector empiecen a cundir los nervios porque el mildiu, que no suele ser habitual en la Ribera del Duero, "seca el racimo y quita cosecha". Mientras, el oidio, que se suele controlar mejor, resulta visible al salir "unas manchas negras en los palos, después se va llenando el palo y al final agarra al racimo y la uva se queda encogida".
Este panorama ha llevado a los viticultores a aplicar tratamientos de manera más seguida, con el objetivo de mantener a raya posibles plagas, que supondrían la puntilla a una cosecha ya de por sí mermada debido a las diversas calamidades que se han encadenado durante esta campaña. Primero fueron las dos heladas consecutivas que cayeron los días 23 y 24 de abril en prácticamente todos los municipios de la comarca. Y después, los pedriscos que han golpeado con fuerza a las viñas tanto a mediados de mayo como en junio. Entre los municipios más afectados por el granizo figuran Gumiel de Mercado, Roa, Pedrosa de Duero y, sobre todo, La Horra, donde han sufrido los dos episodios.
Al final, como remarca Bueno, "no estamos acostumbrados a tanta humedad". En zonas como Zazuar, desde septiembre hasta ahora se han registrado alrededor de 700 litros, mientras que en toda la temporada pasada se contabilizaron cerca de 350 litros. Sólo este último fin de semana cayeron 30 litros y el anterior otros 20 más. "Incluso ha habido algún día de niebla, que es casi lo peor". Así, entre unas cosas y otras, Bueno lamenta que "todo se pone favorable para los hongos". A partir de ahora, sostiene que lo mejor sería que "haga más calor" ya que "a partir de cierta temperatura, los inactiva".
En paralelo, los viticultores se emplean a fondo para realizar desnietes y deshojados y que así "haya más ventilación entre racimos y se concentre menos humedad". Vamos, que son semanas "de mucha carga de trabajo", con la mirada puesta en frenar el más mínimo indicio de hongos, porque "suelen correr como la pólvora".
En esta línea también se pronuncia Daniel Maestre, quien no esconde cierta preocupación, pero remarca que esta situación se controla con tratamientos. "Se ha visto alguna mancha de oidio y de mildiu muy poco. En unos días se verá mejor, sobre todo en aquellos viñedos donde no se ha hecho nada". En cualquier caso, confía en que "todo el mundo cuide sus viñas porque mucha cosecha no hay y la gente no está como para perderlo".
"Años malos". Una postura que también subraya Estrella Pérez: "Estos meses son importantes y de mucho trabajo en el viñedo. Al final te juegas la cosecha y tu dinero". Por eso, esta viticultora, natural de Fuentenebro, subraya que están aplicando "tratamientos muy continuamente", porque es la forma de tenerlo todo lo más controlado posible. Esto supone más inversión y trabajo en un momento en el que "cuesta" encontrar mano de obra, pero que acaba saliendo adelante. "Son años malos y con ellos tenemos que tirar", remata. Así que toca desnietar y airear, como destacan David Izquierdo de Quintana del Pidio y Jesús Ronda de La Horra. La vigilancia es total.
Piden cambios en la nueva tarifa. La Unión de Campesinos de Burgos ha solicitado al Consejo Regulador de la Denominación de Origen Ribera del Duero un cambio en la nueva tarifa que ha aprobado de cara a la vendimia. Según se publicó en el Boletín Oficial de Castilla y León el 19 de junio, esta tasa se cobrará a los titulares de las parcelas que hayan vendimiado pero que no hayan comunicado su 'cierre' al Consejo Regulador en las 24 horas siguientes que marcan las normas.
En la UCCL piden que esta tarifa se aplique en función de la extensión de las parcelas. "Si no se establece por superficie, quien sale realmente perjudicado es el pequeño viticultor", advierten en un comunicado.