El Peñón de Tobalina se desmorona

A.C. / Pedrosa - La Orden
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El corrimiento de tierra y rocas suma 50 metros de longitud y ha mordido unos 10 al terreno junto a La Orden, donde muchos turistas se asomaban a observar la cascada desde que en 2020 quedó clausurado el mirador de enfrente

«Estamos asustados ante lo ocurrido y muy contentos de que no haya habido que lamentar ninguna víctima ni ninguna desgracia». El alcalde del Valle de Tobalina, Jesús Ángel López de Mendoza, poco podía imaginar el día de Año Nuevo que la llamada de Emergencias 112 cuando estaba a punto de sentarse a comer, le iba a alertar de un extraordinario desprendimiento de tierras y roca de unos 50 metros de longitud que ha mordido 10 metros al suelo en la margen izquierda del río Jerea en la archiconocida cascada del Peñón, que comparten las pedanías de Pedrosa de Tobalina y La Orden. Los operarios municipales han precintado los accesos ante el grave peligro para las personas que supone la posibilidad de que el terreno siga cediendo y cayendo por el talud de unos 20 metros de altura.

En agosto de 2020, un desprendimiento de mucha menor envergadura obligó a desalojar toda la zona de baños durante una jornada, pero los bañistas regresaron ese verano y los posteriores, a pesar del peligro de caída de nuevas rocas. En aquella ocasión se produjo en la margen derecha, justo enfrente de la orilla afectada ahora. El mirador desde el que tomar imágenes de la cascada lleva más de cuatro años clausurado y tras una inversión de 322.880 euros volverá a reabrirse antes del arranque de la nueva temporada turística. Las obras que han servido para consolidarlo con una enorme escollera de rocas están a punto de concluir.

Desde que lo cerraron, el alcalde pedáneo de La Orden, José Antonio Fernández López, afirmaba que «todos los días» se ven visitantes en la ribera de esta pedanía separada de Pedrosa por el río Jerea. Cada vez más se acercaban a La Orden para disfrutar de la cascada en su esplendor. «Suerte que no había nadie», decía Fernández mientras observaba la magnitud del corrimiento de tierras.

El alcalde del Valle de Tobalina, Jesús Ángel López de Mendoza, junto al desprendimiento. El alcalde del Valle de Tobalina, Jesús Ángel López de Mendoza, junto al desprendimiento. - Foto: Alberto Rodrigo

Los accesos se han cerrado ante el grave peligro de que el terreno siga cediendo


Un vecino de Pedrosa lo vio cuando se daba un paseo el miércoles por la mañana y de inmediato acudieron los bomberos colaboradores del parque de la Diputación con sede enOña para precintar los accesos. El alcalde tobalinés también se acercó a ver lo ocurrido. Con certeza nadie sabe si se produjo por la tarde noche de Nochevieja o el día de Año Nuevo. Nadie escuchó nada anormal, ni tan siquiera Alberto, que reside a apenas 25 metros del corrimiento de tierras.

A vista de dron. El Ayuntamiento tobalinés ha volado un dron para observar con detalle las consecuencias de lo ocurrido y tomar imágenes que servirán de base al informe que se remitirá a la Confederación Hidrográfica del Ebro. Además del vallado de los accesos, López de Mendoza valora cerrar el Peñón a los bañistas en verano, dado el peligro de desprendimientos y de accidentes. Pero sabe que es una tarea compleja al tratarse de un espacio natural al aire libre. 

Desde la orilla de enfrente se observa la magnitud del corrimiento de tierra.Desde la orilla de enfrente se observa la magnitud del corrimiento de tierra. - Foto: Alberto Rodrigo

El terreno que ha cedido es de propiedad privada y cubría la bóveda de una cueva. Parte de esa techumbre natural de la cueva sigue estando suspendida en el aire, al igual que la gran roca por la que se desliza el agua del Jerea en cascada. El desprendimiento ha dejado a la vista el lateral del farallón de piedra en un extremo, por lo que el alcalde tobalinés teme «un efecto dominó y que el Peñón vaya cayendo». Por ello, tratará de buscar ayuda y arrancar a la CHE la preceptiva autorización para consolidar el terreno y evitar más daños. El terreno que ha caído era muy poroso y permitía una entrada de agua permanente en la cueva. Jenifer Fernández recuerda la cantidad de veces que ha bajado a la cueva para tomar las mejores imágenes posibles de la cascada y «siempre filtraba el agua aun no siendo época de lluvias».

Ella, secretaria de la junta vecinal, considera que la cascada del Peñón «es un orgullo para los vecinos» y de ahí su defensa a ultranza de «salvar» este espacio natural. Lograr el permiso del dueño del terreno para posibles obras es otro de los puntos que habrá que resolver, además del acceso a la maquinaria pesada, que solo podría llegar a la margen izquierda cruzando el río.