Después del pedrisco, llega el papeleo. La tormenta de granizo que azotó con especial fuerza el pasado 18 de junio a La Horra ha causado daños en 428 hectáreas. Según detallan desde Agroseguro, la piedra descargó "fuertemente" en este municipio ribereño, aunque también se ha registrado algún parte de siniestro en la localidad de Roa.

Del total, 313 hectáreas son de viñedo y las otras 115 corresponden a cereal de invierno, sobre todo, trigo y cebada. A la espera de evaluar la afección, en Agroseguro constatan que al tratarse de tormentas tan localizadas "pueden haber causado daños de consideración en algunas parcelas". De hecho, el día después de la granizada, numerosos viticultores de La Horra se encontraron con una estampa desoladora: racimos tirados por el suelo, madera destrozada, palos partidos... En Agroseguro remarcan que los asegurados que hayan sufrido un siniestro "tienen este riesgo cubierto".

Indemnizaciones. A la espera de concretar a cuánto ascienden las indemnizaciones por este último golpe para el viñedo, lo cierto es que la cifra tendrá que sumarse a los ocho millones de euros que deberán ingresar los viticultores de la comarca por los daños que causaron las heladas del 23 y 24 de abril, como ya adelantó este diario, según la estimación realizada por el director territorial de Agroseguro en Castilla, José Ignacio García Barasoain. Durante esas dos jornadas consecutivas el termómetro se desplomó hasta casi menos cinco grados en algunos municipios. Como la brotación llevaba un adelanto de más de 15 días, el golpe para las viñas de la inmensa mayoría de la denominación de origen resultó letal, con una afección que oscila entre el 20% en algunas parcelas y el prácticamente el 100% en otras que han quedado arrasadas.

Pero no sólo eso. Después, el granizo que cayó entre los días 18 y 20 de mayo provocó daños en más de 2.000 hectáreas de Gumiel de Mercado, La Horra, Roa o Pedrosa y la estimación de indemnizaciones realizada por Agroseguro supera los 1,2 millones de euros, que permitirán compensar a los viticultores que vieron cómo su trabajo se esfumaba en cuestión de minutos por el golpe del hielo.