Vladimir V. Laredo

Petisoperías

Vladimir V. Laredo


Imaginen

11/09/2024

Imaginen que tienen la suerte de nacer en una tierra bendecida por la naturaleza, pero muy lejos de lo que entendemos por progreso y civilización. Imaginen también que, aun no viviendo mal, tienen aspiraciones, con la esperanza y las ganas de lograr algo mejor para ustedes y sus familias. Imaginen que algún amigo siembra en su cerebro un día la idea de que quizá haya un sitio, lejano pero real, donde puedan cumplir esos sueños de mejorar y lograr mantener a los suyos. A sus padres, que lo han dado todo por ustedes. A sus hermanos, que han estado ahí cada día, hombro con hombro. A sus hijos, quizá. A sus sobrinos, puede. Quizá incluso a la persona a la que aman.

Imaginen que, a través del conocido de un conocido, y por el precio de, probablemente, el salario precario que hayan podido ganar en varios meses, les venden la idea de que en ese otro sitio todo es riqueza y prosperidad, y que en esas lejanas orillas les van a recibir con los brazos abiertos. Allí todo les va a ir bien. Allí está su futuro soñado. Y están tan solo a un viaje en barco de conseguirlo. Y lo aceptan. Y se ilusionan. Y creen de verdad que todo eso es cierto. Y así, con los ahorros de media vida y una mochila con apenas cuatro pertenencias que les recuerden quiénes son y de dónde vienen, se embarcan una noche camino de su tierra prometida. Y no le dicen nada a sus familias porque quizá no les entenderían a ustedes ni a sus sueños. Puede que incluso intentaran convencerles de que no lo hicieran, de que se quedaran. Luego están esas habladurías de algunos, diciendo que todo aquello es mentira, un engaño, una ilusión. Será que son débiles o no pueden permitírselo, seguro que es eso.

Imaginen que el barco en el que van a viajar es apenas un paquebote zozobrante en la inmensidad del mar. Imaginen que, en ese trayecto, en cercana compañía de muchos otros tan ilusionados como ustedes, empiezan a producirse bajas por hambre, sed y calor, y que dejan atrás historias como las suyas, con familias confundidas y amigos pesarosos. Imaginen que, al final, y a pesar de todo, llegan a donde querían, pero en realidad nada es como les han contado. Y ahora ya es demasiado tarde. 

Imaginémoslo, pero no dejemos que pase. Al menos, no así.

@VladimirConV

ARCHIVADO EN: Naturaleza