Restauran la única cambija de la ciudad tras años de olvido

R. PÉREZ BARREDO / Burgos
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Este vestigio arqueológico del Camino de Villargámar data del siglo XVIII y fue un depósito de agua

El antiguo depósito de agua está ahora rodeado de andamios. - Foto: Patricia

No es una torre vigía, ni es un extraño minarete, ni tampoco el vestigio olvidado de una antigua fortaleza. Es una cambija, un depósito de agua que data del siglo XVIII y que cuya construcción se inspiró en aquellas que ya erigían los romanos para abastecerse de agua. Tras años de olvido y abandono, esta singular construcción, desconocida para la inmensa mayoría de los burgaleses -pocos son los que saben qué es o para lo que sirvió en su día- y que forma parte del paisaje de una zona de la ciudad que atesora lugares tan emblemáticos como la Plaza delSobrado, el Hospital del Rey o El Parral, está siendo sometida a rehabilitación.

Ubicada en el Camino de Villargámar, la empresa Aibur Restauraciones (que también está trabajando en la rehabilitación de una de las agujas de la Catedral) está atajando a instancias delAyuntamiento el rampante deterioro de esta construcción, que quedará totalmente remozada este mismo mes de agosto. Así, se están reponiendo todas las losetas que se habían ido desprendiendo, e incluso se va a reconstruir la zona superior, ganando la altura que tuvo en su día. También se limpiarán las pintadas estampadas por los vándalos, siempre empeñados en dejar su inútil huella para la posteridad. Algunas de las losetas se hallaban en el interior de la torre y están pudiendo ser recolocadas en su lugar original; las desaparecidas están siendo sustituidas por otras.

Toda la torre quedará perfectamente limpia, aseguran fuentes de la empresa. Como ya contó este periódico hace unos meses, se trata de estupendo un resto arqueológico de una infraestructura que fue erigida a imagen y semejanza aquellas con las que los romanos distribuían. En palabras del historiador Eloy López Zamanillo, en el siglo XVIII a los barrios más alejados del centro el agua bajaba con muy poca presión «y la solución era almacenarla en torres elevadas como ésta para que siguiese su curso con la presión deseada».

Hubo más cambijas en distintas zonas de la ciudad, como lo son el entorno de la calle Santa Clara o junto al Arco de Santa María para abastecer a la fuente del mismo nombre y llevar el agua hasta el barrio de Vega a través de canalizaciones. 

Se sabe, además, que estuvieron funcionando hasta bien entrado el siglo XIX y que en la provincia hubo varias, la de Sasamón, recuperada, y la de Castrojeriz de la que queda como recuerdo la toponimia -Fuente de la Cambija-. En el museo etnográfico de la localidad se pueden contemplar las tuberías que se utilizaban para la distribución del agua

Porque así era como se trasladaba desde estas singulares torres de almacenamiento o cambijas: a través de tuberías de cerámica o de plomo: «Es impresionante cómo lo hacían, parece que acabaran de salir de una fábrica del siglo XXI, se ve perfectamente cómo encajan unas con otras, es asombroso. De esta manera se distribuiría el agua por el barrio de Huelgas y puede que llegase incluso a Villargámar», explicaba Zamanillo a este periódico cuando se denunció el lamentable estado de conservación en que se hallaba este singular resto arqueológico civil.