La crónica de sucesos de esta ciudad tiene páginas para echarse a reír más que a temblar. Algunos pensaron que darían el golpe del siglo y terminaron entre rejas por sus malas artes criminales. Otros, sin embargo, acabaron en Comisaría por un mero despiste. Todos ellos merecen un hueco en este listado de dudoso prestigio pero obligada lectura.
1- El ladrón 'piripi'.
A una patrulla de la Policía Local le llamó la atención que un joven con una lista interminable de antecedentes estuviera en el suelo apoyado en una verja de una tienda de móviles de la calle San Pablo. Al bajarse del vehículo, el delincuente les hizo creer que estaba borracho y se marchó dando tumbos del lugar. Los agentes, sin embargo, vieron que la puerta del comercio estaba forzada y el interior revuelto. Así pues decidieron seguirle y le encontraron minutos después unas manzanas más allá. Manipulaba la caja registradora y varios artículos electrónicos sustraídos. Al final terminó entre rejas, sin botín y, por supuesto, sobrio.
2-El chocolate fue su perdición.
Nuestro protagonista trajo de cabeza a los cuerpos policiales durante las primeras semanas del año, pero también a los pasteleros. En cuestión de días asaltó a 'alcantarillazo' limpio varios comercios de la ciudad. Uno de ellos en tres ocasiones. Todo el mundo sabía quién era, sus golpes no eran limpios y tampoco fructíferos. Del Juarreño de Soportales de Antón se llevó la caja registradora con mucho dinero, pero fue incapaz de abrirla y la dejó abandonada en el río. Del Maxi de Gamonal sólo pudo llevarse el cambio, palmeras y huevos de chocolate. Una patrulla le vio caminando al día siguiente con la bolsa llena de bollería. Casi no le dio tiempo ni a desayunar antes de acabar en los calabozos.
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