Las mujeres son mayoría en las aulas, pero minoría en los órganos de poder

C.M. / Burgos
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En el equipo rectoral hay 2 de 11, mientras que en el Consejo Social son 4 frente a 27 hombres. Solo dirigen 4 departamentos y 1 facultad

La incorporación de las mujeres a la universidad ha sido progresiva a lo largo de los últimos años, pero no se ha logrado una igualdad efectiva. Según se desprende del I Diagnóstico sobre Igualdad de Oportunidades elaborado por la UBU, la presencia de alumnas es mayoritaria en las aulas y la distancia se va reduciendo lentamente en el ámbito de la docencia, pero la representación femenina disminuye a medida que se asciende en la jerarquía académica y en la ocupación de cargos académicos.

Los datos hablan por sí mismos y servirán de base para elaborar un Plan de Igualdad que corrija los desequilibrios existentes. En lo referente a representatividad, la presencia de las mujeres es minoritaria en los órganos de gobierno (2 de 11 en el equipo rectoral, 4 de 31 en el Consejo Social, 28 de 34 en el Consejo de Gobierno, 2 de 10 en los equipos directivos de los centros y 4 de 16 en los departamentos). La situación mejora un poco en el Claustro, máximo órgano representativo de la comunidad universitaria, donde de sus 100 miembros, un 60% son hombres y un 40% mujeres.

El desequilibrio se repite también en los órganos de representación, tanto en el comité de empresa del personal docente e investigador como del personal de administración y servicios con un 66,7% frente a un 33,3%.

Por lo que se refiere a los profesores, de los 744, 469 son hombres (61,4%) y 295 mujeres (38,6%). La UBU está dos puntos por encima de la media  nacional (36,2%) y se refleja una ligera tendencia positiva hacia la representación paritaria si se analiza la evolución en los tres últimos años.

La situación cambia a medida que se asciende a las categorías superiores de la carrera universitaria. Por ejemplo, solo hay 8 catedráticas frente a 23 catedráticos.

Sin embargo, si se toman solo los datos de profesores funcionarios (346 de 764) las diferencias se reducen porque hay un 45% de profesoras titulares de universidad frente a un 55,6% de profesores), lo que quiere decir que las mujeres hacen un gran esfuerzo en su carrera académica. Sin embargo, por diversas razones muchas de ellas deciden abandonan cuando han leído su tesis doctoral. «La mujer no llega a catedrática porque en muchas ocasiones abandona su carrera académica y el hombre no la abandona. Hay que hacer políticas de refuerzo positivo para que las mujeres puedan prosperar en su carrera académica porque además son más la mujeres que leen tesis doctorales que los hombres», indicó la vicerrectora de Calidad y Acreditación, Aranzazu Mendía, que ha coordinado el estudio.

alumnas. La tortilla se da la vuelta en el caso del alumnado. Las mujeres representan el 54,7% de matrículas (4.859) frente al 45% de hombres (4.046). Si analizamos el alumnado de nuevo ingreso este curso 2011-2012, el porcentaje de féminas sube hasta el 56,4%, lo que pone de manifiesto una ‘feminización’ de la universidad.

También persisten las titulaciones mayoritariamente femeninas y al contrario. En el primer caso se encuentran Enfermería, Relaciones Laborales, Terapia Ocupacional, Pedagogía , Química y Maestro  en sus diferentes especialidades. Por el contrario, tienen mayor presencia de estudiantes hombres (70%), todas las ingenierías.

En el caso del personal de administración y servicios (PAS), la balanza se inclina a favor de las mujeres : el 63% (220) frente al 37% (129).

El informe también ha estudiado la edad de su personal docente, que puede considerarse joven porque el 84,3% tiene entre 30 y 59 años, y el de su alumnado, que va en aumento. El 44,3% tiene entre 18 y 21 años, mientras que el 34,2% se sitúa entre los 22 y 35 años; el 11,6% entre los 26 y 30 años y el 9,8% es mayor de 30.

Además, ha analizado de manera exhaustiva el alumnado que presenta alguna discapacidad y los extranjeros para poder conocer sus necesidades.

Con todos estos datos, la Universidad de Burgos se embarcará en la redacción de un Plan de Igualdad con el objetivo de corregir los desequilibrios existentes. «El diagnóstico ha sido un primer paso para visibilizar las necesidades y ahora tenemos que desarrollar las medidas para mejorar la realidad con la presencia de mujeres en órganos de toma de decisiones y la atención a colectivos con especiales dificultades», concluyó la vicerrectora.