La pequeña localidad de Cillaperlata está rodeada de un tesoro natural, protegido por el Parque Natural Montes Obarenes-San Zadornil. Desde un pequeño alto cercano al casco urbano, se mire hacia donde se mire, el horizonte es espectacular y especialmente marcado por el cauce del río Ebro que pasa a su lado. Pero la despoblación es imparable y el alcalde, Saturnino García Salcedo, lamenta que la ausencia de niños y que la mayoría de los vecinos superen con creces los sesenta años.
Cillaperlata cuenta con una gran riqueza forestal en la Sierra de la Llana, pero ha perdido valor económico ante la falta de interés de las madereras por el pino negral abundante en sus montes, y nadie se interesa por sacar partido a este recurso. Las recientes inversiones de la Consejería de Medio Ambiente han servido para poner en valor su naturaleza con la red de senderos del parque y la promoción de los restos del Monasterio de San Juan de la Hoz junto a su necrópolis altomedieval. Numerosos visitantes se acercan al monasterio.
Una casa blasonada de finales del siglo XIX y la parroquia de Nuestra Señora de Covadonga dan la bienvenida a este tranquilo pueblo que cada fin de semana, especialmente a partir del mes de febrero, recupera el pulso con las familias y matrimonios de jubilados que llenan su centenar de viviendas. La mayoría de los nacidos en Cillaperlata emigraron a Vitoria, la capital alavesa, de la que regresan cada vez que tienen ocasión.
En la localidad, que cuenta con el apoyo de Enresa por encontrarse en el radio de 15 kilómetros de la central nuclear de Santa María de Garoña, además de ingresos importantes por la presa de Iberdrola en el río Ebro y las antenas de televisión y telefonía móvil ubicadas en la Sierra de la Llana, las cuentas están saneadas y el presupuesto de 2015 ha ascendido a 72.800 euros. El próximo año, el Ayuntamiento tratará de reparar una de las plazas de la localidad, así como comenzar a renovar la traída de agua desde el manantial hasta el depósito. Pero si algo preocupa al regidor es la estrechez del puente, propiedad de Iberdrola, que da acceso a Cillaperlata desde Palazuelos. El incendio de tres viviendas en el otoño de 2013 demostró la importancia de este puente por el que no cupo el camión de bomberos de Miranda de Ebro, que tuvo que dar un rodeo por Trespaderne. Saturnino García insiste en la necesidad de eliminar unos obstáculos que impiden el paso de camiones, muy importantes en caso de una emergencia.
Terminar la reforma de las antiguas escuelas que se van a convertir en un espacio de usos múltiples, es otro de los objetivos municipales. Mientras tanto, el local de la Asociación Cultural Virgen de Incinillas, formada por 145 familias, es el lugar habitual de encuentro en Cillaperlata, donde presumen de contar con una de las tallas originales de la Virgen de Covadonga, datada en el siglo XII. No hay documentos que lo corroboren, pero se cree que el hecho de que Pedro I fuera el padre de Alfonso I, rey de Asturias y casado con una hija de Don Pelayo, pudo ser el motivo de que se tallaran dos imágenes idénticas de la Santina. Un incendio destruyó el original asturiano en 1777 y solo quedó la que se custodia en la parroquia de Cillaperlata, donde muchos visitantes llegan guiados por la curiosidad.