Solo dos meses y medio después de la última reunión mantenida con los alcaldes del entorno de Garoña, Nuclenor volvió a citarles ayer para trasmitirles confianza y reiterar que la planta «continúa manteniendo todas las capacidades técnicas y organizativas con el objetivo del que el proceso sea reversible». Ni el requerimiento de la Confederación Hidrográfica del Ebro de reforzar las medidas de refrigeración del agua, recurrido por Nuclenor, ni la reciente sanción de 18,4 millones de euros de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia por detener el reactor en 2012 sin autorización, que también recurrirá ante la Audiencia Nacional, parecen restar esperanza a los titulares de la planta.
Su día a día, como explicaron a los alcaldes, se centra en el mantenimiento de las instalaciones, pero también en cumplir con las exigencias de seguridad requeridas al parque nuclear tras lo sucedido en Fukushima. En Garoña, donde DB ha podido saber que se están ejecutando mejoras «por encima de lo exigido a una planta en situación de cese definitivo», se han adquirido nuevos equipos de generación eléctrica para aumentar la autonomía en caso de ausencia de suministro, se ha adquirido una estación meteorológica móvil o se han instalado nuevas líneas contra incendios. Asimismo, se avanza en los proyectos de construir una nueva sala de emergencias, que se materializaría en caso de continuidad, y serviría para mejorar la seguridad de los trabajadores responsables de coordinar una emergencia.
El Consejo de Seguridad Nuclear (CSN) ya anunció en 2013 un listado de los trabajos imprescindibles para que el reactor de Garoña pudiera reanudar su actividad, muchos de ellos ya exigidos en el informe que este organismo emitió en 2009 y por el que daba su visto bueno a alargar la vida de la central hasta 2019. A los alcaldes se les explicaron estos trabajos y como Nuclenor avanza sobre el papel para tenerlo todo listo en caso de que el CSN emita un informe favorable a su reciente petición de funcionar hasta 2031 y el Ministerio de Industria conceda la autorización.
La reciente multa de la CNMC tampoco ha modificado los planes de Nuclenor, que asegura mantener los 600 empleos que generó en 2013, una plantilla por encima de las necesidades reales en situación de cese definitivo. La empresa sigue «a la espera de que el CSN emita su informe». A partir de que lo haga llegarán «las decisiones», señalan desde Nuclenor.