El mercado inmobiliario ya se ha acostumbrado a vivir en una continua montaña rusa y tras el largo barbecho vivido la pasada década como consecuencia de la gran crisis disfruta hoy de un momento favorable que dinamiza el sector.
Aquellos días ya lejanos de vino y rosas en los que las nuevas promociones y el ritmo de las operaciones de compraventa se habituaron a romper las estadísticas no volverán. El contexto actual es diferente, pero refleja una tendencia positiva en los últimos tiempos.
Según los datos compartidos por el Instituto Nacional de Estadística, solo en los primeros nueve meses de este año se firmaron 3.537 operaciones en la capital. Un dato que contrasta con los 2.719 acuerdos inmobiliarios sellados hace 10 años o los 2.581 acumulados en todo 2013. El dato registrado en 2007, con 6.309 operaciones totales, es en este momento impensable de igualar a pesar de la buena situación.
El mercado inmobiliario ya asumió hace mucho tiempo la necesidad de adaptarse al contexto del momento, sea bueno o malo, y sube revoluciones aprovechando el viento a favor. Las nuevas promociones ofertadas en la capital, aunque limitadas en número por la falta de suelo y su impacto directo en las inversiones, prácticamente se agotan sobre plano.
Del mismo modo, en muchos casos -sobre todo aquellos que ofertan precios medios o bajos- las reservas de ventas de viviendas usadas se firman apenas 48 horas después de publicarse el anuncio en las diferentes plataformas.
«Hay precios y zonas de Burgos en los que la demanda es muy alta. Nos ha pasado que hemos puesto a la venta un piso en Gamonal un viernes por la tarde y el lunes por la mañana ya estaba reservado», explica David Jurado, de San Pablo Inmobiliaria.
Y es que durante los primeros nueve meses de 2024 las operaciones relacionadas con la vivienda usada suponen el 79,7% del volumen total. Una cifra que en años anteriores alcanzó el 85%. Y es que las cosas han cambiado mucho en los últimos 20 años.
(Más información, en la edición impresa de este domingo de Diario de Burgos)