La economía burgalesa se encuentra en proceso de recuperación lento tras los meses más crudos de estado de alarma. La reactivación está costando, por lo que la orden de cierre perimetral de la ciudad por los altos índices de contagios no llega precisamente en un momento boyante. Desde dos de las asociaciones más importantes de la capital, la Cámara de Comercio y la Confederación de Asociaciones Empresariales (FAE), admiten su preocupación por la situación sanitaria y, por ende, del futuro a corto plazo de la economía. «Es un palo, la gente ya va a relacionar a Burgos como una zona peligrosa con respecto a la covid-19 y ello complica mucho las cosas», lamenta Antonio Méndez Pozo, presidente de la Cámara de Comercio. Hostelería, comercio y los servicios en general serán los sectores más afectados por el confinamiento de los ciudadanos dentro del los límites municipales, máxime si recordamos el puente de Todos los Santos que hay entre medidas hasta el 4 de noviembre.
Desde FAE lamentan que las medidas «no son positivas» para la economía e inciden en que van a ahondar en el sufrimiento de aquellos que peor lo están pasando desde el inicio de la pandemia. «Va a ser la gota que rebase el vaso para muchas empresas», apunta su presidente, Miguel Ángel Benavente, que relaciona las restricciones con una importante caída del consumo y de la actividad diaria. No obstante, el principal músculo de la economía burgalesa, la industria, no se verá en buena parte afectada por la medida, ya que el cumplimiento de las obligaciones laborales es una de las razones que eximen del cumplimiento del decreto.
Una de las opciones que proponen desde la Cámara de Comercio se basa en, como explica Méndez Pozo, «ser turistas en nuestra propia ciudad», es decir, apostar y fomentar el consumo en establecimientos y negocios locales con más ahínco si cabe. Dado que la capital no podrá recibir visitantes foráneos durante, al menos, 14 días, desde la entidad cameral abogan por no perder el consumo previsto siempre dentro de los horarios permitidos y contando con las máximas medidas de control y responsabilidad exigidas. Esta acción podría contribuir a que las delicadas cuentas de comercios, bares o restaurantes, que van a sufrir restricciones, se resientan lo menos posible.
Sentido común. Y responsabilidad. El presidente de la Cámara de Comercio y su homólogo en la Confederación de Asociaciones Empresariales recalcan una y otra vez estas dos premisas como valores fundamentales para tratar de revertir la situación epidemiológica lo antes posible. Miguel Ángel Benavente, que pone el foco en la clase política, tiene también palabras hacia una parte de la sociedad burgalesa. «Hay gente que ha tenido muy poca empatía con esta situación, estamos siendo muy poco solidarios y la irresponsabilidad de unos la vamos a pagar todos», lamenta. El cierre perimetral espera que sirva como «toque de atención» a la población para que «seamos completamente cuidadosos con las normas que nos indiquen».
Antonio Méndez Pozo hace también un llamamiento a la responsabilidad«de todos» y reprocha las imágenes de jóvenes concentrados en las calles del centro de Burgos sin guardar las medidas de seguridad pertinentes. «Es un espectáculo lamentable, ponen en peligro a ellos los primeros, luego a sus familias y por consecuencia al resto de los burgaleses», indica. Pese a la situación delicada por la que atraviesa la capital, y viendo lo que viene encima, el presidente de la Cámara de Comercio aboga por transmitir un mensaje positivo.«Toca sacar energías, tirar hacia delante y pedir la colaboración de todos, da igual la edad que tengan», precisa.