Donde antes solo había un pedazo de pared con algunos garabatos a la altura del número 65 de la calle La Estación, ahora se encuentra el esbelto retrato de un rostro femenino en tonos rojizos y con una corona de laurel. En el lugar donde estaba una simple fachada de color blanco, entre la Comisaría y el centro de salud Este, en la actualidad se halla la figura hiperrealista de un niño que abraza a un conejo, mientras la expresión 'te quiero' en inglés les rodea. En el muro del último tramo de la calle Alfonso VI ya no queda rastro de las firmas que lo manchaban, sino que hay una representación de una mujer que se fusiona con varias flores, generando una estampa vivaz. Esas son solo algunas de las obras firmadas en 2024 por Esteban Espinosa, bajo su marca Tinte Rosa. Y todas estas, además de su belleza, tienen una cosa en común: se han creado de forma altruista.

El artista de Miranda, que ya acumula a sus espaldas varios reconocimientos internacionales, reconoce que este tipo de murales satisfacen dos objetivos. Por un lado, comenta que «la gente de aquí lo agradece», pues las obras embellecen las calles de la ciudad del Ebro y se encuentran en lugares muy accesibles para que cualquiera pueda acudir a visitarlas. De hecho, Espinosa recuerda que, con anterioridad, muchos se interesaban por ver algunos de sus trabajos, pero como a veces se encontraban en puntos más apartados del centro resultaba complicado que pudieran disfrutarlos.

Por otra parte, su muralismo vocacional sacia el hambre de expresarse que tiene el artista. Según relata el creador de la marca Tinte Rosa, el grafiti «ha pasado de ser un hobbie a un trabajo» y eso suele implicar que en cada encargo recibe «un concepto o incluso el dibujo», de tal manera que no puede plasmar sus ideas de forma plenamente libre. En este sentido, destaca que «siempre» ha intentado sacar tiempo -y espacios- para desarrollar obras que no tengan esas limitaciones, como ocurrió con el mural de Artista Vocacional, y aclara que es algo que no desea «perder nunca». Aunque, eso sí, a veces ambas vertientes de su labor van de la mano, pues en el último caso, el de la calle Alfonso VI, todo comenzó porque «una persona había encargado otros murales» y él le pidió «alguna fachada para pintarla gratuitamente».

Tinte Rosa decoró el muro de la calle La Estación número 65. - Foto: DB

Ese grafiti tiene algo especial, no solo para quien lo contempla, sino para el propio Espinosa, ya que se trata del último que realizó en el curso que acaba de terminar. Conforme a su descripción, «todos los años, para cualquiera, es como una tradición terminar el año con algo que te motiva» y él intenta «que sea algo así, un trabajo en el que esforzarse lo máximo posible y dejar todo lo aprendido en ese año», lo cual suele desembocar en «resultados bastante chulos». Aunque cueste creerlo, el reputado artista ahonda en esa idea y explica que «siempre se puede seguir aprendiendo, aprendiendo y aprendiendo, porque si se echa la vista atrás hace pocos años no pintaba tan bien y eso es porque hay muchas horas detrás, es decir, no solo basta con tener un don como dice la gente, sino que también hay que practicarlo».

Y seguirá con ese proceso de mejora durante el presente ejercicio, dado que ya acumula «una lista con doce proyectos que puede que salgan adelante». Además, tiene en mente otras ideas y retos que, tal vez, puedan cumplirse en 2025. Por ejemplo,Espinosa relata que «este año» le «gustaría» buscar la fórmula para «potenciar los murales de gran formato» en Miranda, puesto que esa opción le permitiría «crear una ruta» con sus obras de mayores dimensiones, como le está pidiendo «mucha gente» desde hace tiempo.