El San Pablo continúa agrandando su leyenda. No hay límites para el equipo burgalés. Después de levantar la Champions en Atenas hace apenas cuatro meses, se proclamó ayer campeón de campeones al pasar por encima del Quimsa argentino en la final de la Copa Intercontinental, un título que le corona como el mejor equipo del mundo en el baloncesto FIBA.
Los pupilos de Joan Peñarroya partían como favoritos, algo a lo que no están acostumbrados, pero asumieron su rol y fueron mejores que su rival en líneas generales. Rompieron el partido en el segundo cuarto y llegaron al descanso con una renta de 26 puntos, aunque se relajaron tras el paso por los vestuarios y el Quimsa llegó a colocarse a tan solo cinco a menos de dos minutos para la conclusión. En ese momento de tensión y cuando no entraba nada, el San Pablo le puso casta, se mostró sólido en el rebote y acabó llevándose el segundo trofeo internacional de su historia. Benite, con 19 puntos y tres asistencias, fue el mejor jugador de los españoles.
El conjunto burgalés empezó asustando con dos acciones contundentes en la pintura y el acierto exterior de Benite, pero los argentinos no se dejaron intimidar y se mantuvieron siempre al acecho gracias al talento de sus americanos y a la producción de Ramírez por dentro, que llegó a poner por delante a los suyos por primera vez en el encuentro (13-12). Le faltó agresividad a la defensa azulona en algunos momentos, pero siempre tuvo controlado el ritmo del choque. Cook se encargó de hacerlo con cinco asistencias en el primer cuarto. Su conexión con Kravic hizo mella en un rival que, sin embargo, no le perdió la cara al duelo (20-25).
(La crónica completa, entrevistas y protagonistas, en 14 páginas en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)