Pese a la tragedia sucedida este fin de semana en el polígono de Júndiz, en la que han fallecido dos jóvenes y un tercero está ingresado por un accidente en una zona en la que son habituales las carreras ilegales, Miranda no tiene previsto intensificar el control que realiza en los puntos donde tradicionalmente tenían lugar este tipo de concentraciones. El concejal de Seguridad Ciudadana, Pablo Gómez, explica que los hechos de Vitoria «en principio, no tendrían por qué» atraer estas actividades a la ciudad del Ebro y adelanta que «al igual que se vigilan otras zonas, se continuará con la vigilancia» de las áreas industriales, como la de Ircio.
Hace más de un lustro, ese punto concentraba multitud de coches que utilizaban sus calles, por aquel entonces vacías, para sus carreras. No obstante, la situación ha cambiado. Gómez cree que «desde hace años no se tiene constancia de carreras ilegales ni en la ciudad, ni en polígonos industriales». Los vecinos de la pedanía lo confirman, pues relatan que «ahora ha bajado mucho este tema» y creen que está relacionado con que «en la mayor recta ya hay bastantes obras y empresas, que eso influye».
El control que ya se realiza en Miranda también llega a otros puntos diferentes a Ircio. En concreto, el polígono de Las Californias solía acoger algunas concentraciones. Pero ya no. Los vecinos del entorno no tienen «conocimiento de ninguna». Según dicen, el mayor problema de tráfico está en que «los coches pasan a grandes velocidades por dentro del barrio de Las Matillas, pero eso no son carreras».
Algo similar ocurre en Bayas. Los vecinos de esa parte de la periferia aseguran que, como mucho, les preocupaba que antaño «había coches que iban muy deprisa por la carretera Logroño». Pese a ello, en ningún caso han visto carreras ilegales o concentraciones no autorizadas. Si bien en la zona industrial de vez en cuando se oye «algún acelerón de personas que tienen pabellones para arreglar sus coches o ir al circuito», lo cierto es que este problema se da por zanjado.
En el núcleo urbano, la calle Ronda del Ferrocarril a la altura del parque Emiliano Bajo suele generar quejas. Los vecinos aseguran que pasan vehículos demasiado rápido, pero Gómez aclara que «no puede hablarse de una zona de carreras ilegales» y explica que, sencillamente, «por la largura de la vía puede que se alcancen velocidades superiores a las de otras calles más estrechas y cortas, y donde hay más pasos de cebra».