A la hora de comprar, ¿cómo actúan los consumidores de acuerdo a sus valores éticos? Esta pregunta se plantearon Sandra Gómez, Alba Sáez y Diego Guinea para 'La fina línea entre ser bueno y ser tonto. El consumidor responsable', su trabajo de investigación del Bachillerato de Investigación y Excelencia (BIE), cursado entre el IES Pintor Luis Sáez y la Universidad de Burgos. Su tutora del instituto, Ángela Hermoso, les propuso inscribirse al XXXV Certamen Jóvenes Investigadores. «Siendo un concurso a nivel nacional, al principio pensábamos que no teníamos ninguna posibilidad», recuerda Sandra Gómez. El trabajo de investigación ha obtenido uno de los segundos premios del Certamen, con un premio valorado en 3.000 euros.
Durante el curso académico, los jóvenes complementaron las clases de 2º de Bachillerato por las mañanas con la investigación por las tardes. «Cuando nos avisaron que habíamos sido seleccionados, nos sorprendió porque ya nos habíamos olvidado del tema» comenta Sandra y aclara que, en ese momento, justo habían finalizado los exámenes de la EBAU. El 27 de junio a las 6 de la mañana partieron en tren hacia Málaga, dado que allí se encuentra el Instituto de la Juventud, dónde debían defender su trabajo. «Fue muy interesante porque vimos investigaciones muy buenas con metodologías distintas que no conocíamos», afirma Alba Sáez.
'La fina línea entre ser bueno y ser tonto. El consumidor responsable' buscaba averiguar si existe relación entre los valores éticos que se tienen a nivel personal y hacer un consumo responsable. «Las tutoras nos proporcionaron varios informes y manuales sobre el tema. Además, hicimos multitud de encuestas y una entrevista a la dueña de un comercio burgalés y otra al director general de consumo del Ministerio de Derechos Sociales, Consumo y Agenda 2030», detalla Diego Guinea.
Partiendo de la primera hipótesis, ¿la influencia de los valores en el consumo afecta de manera distinta según la generación a la que se pertenezca?. Para encontrar una respuesta, enviaron una encuesta a más de 900 personas de todos los rangos de edad. «Lo más complicado de la investigación ha sido que respondiesen las personas mayores porque no tienen acceso a Internet», explica Alba y cuenta que acudieron a una residencia de la tercera edad con las encuestas impresas y ayudaron a los ancianos a entender las preguntas. Otra cuestión fue conocer las diferencias entre la percepción de los compradores sobre las empresas y la imagen que estas quieren trasmitir. Principalmente, se investigó a través de un focus group de ocho participantes con distintas características.
«Estamos muy satisfechos con el resultado después de tantos meses de trabajo. Queremos dar las gracias, sobre todo, a nuestras tutoras, Ángela, Paula y Julieta, por ayudarnos en todo el proceso. También agradecer al instituto y a la Universidad de Burgos la posibilidad de realizar el BIE», reconocen los tres premiados. Ahora, están disfrutando del verano para comenzar la universidad en septiembre.