El caso de Pompeyo González, el jubilado residente en Miranda de Ebro que fue detenido en enero del año pasado por el envío de cartas bomba a instituciones y personalidades como el presidente del Gobierno, se saldó con una condena de 18 años de prisión por los delitos de terrorismo y de fabricación, tenencia, colocación y empleo de aparatos explosivos, inflamables o incendiarios con finalidad terrorista. Así resolvió la cuestión la Audiencia Nacional hace ya un mes, sin embargo, fuentes judiciales consultadas por Diario de Burgos aseguran que por ahora no se ha ordenado su ingreso en ningún centro penitenciario para que cumpla la pena impuesta.
La pregunta, por tanto, es dónde se encuentra Pompeyo González en la actualidad, dado que se trata de un vecino de la ciudad del Ebro que pasa completamente desapercibido y en el barrio de La Charca, donde tiene su domicilio, casi nadie le conoce o se ha cruzado con él en las últimas fechas. Pues bien, este periódico ha logrado mantener conversaciones con los vecinos del mismo bloque donde reside y, según aseguran algunos, le han «visto hace solo unos días» por allí, pese a que la inmensa mayoría creían que «tenía que entrar a la cárcel dentro de poco» y han recibido con bastante sorpresa la noticia de que aún no se ha acordado su ingreso en prisión.
Ese sentimiento parece bastante lógico, teniendo en cuenta que durante el juicio que se celebró en mayo de este año se terminó considerando probado que el jubilado de 76 años había confeccionado seis artefactos explosivos en 2022 y los había introducido en unas cajas de madera que provocaban la detonación con su apertura. Esos mismos objetos, según la sentencia emitida por la Audiencia Nacional, después fueron remitidos por correo en sobres de cartón al presidente Pedro Sánchez, a la ministra de Defensa, a los directores del Centro de Satélites de la UE en Torrejón de Ardoz, a los gerentes de la empresa de armamento Instalaza y tanto al embajador de Estados Unidos en España como al de Ucrania. Todo ello, conforme a las evidencias recabadas en la investigación, porque Pompeyo González buscaba crear «gran conmoción» a nivel nacional y, en último término, presionar para que cesara el apoyo al país liderado por Zelenski ante la invasión de Rusia.