La localización y reparación de una fuga en la red de saneamiento de La Parte de Bureba esclarece parte del misterio que envuelve el consumo disparado de agua entre los apenas 20 vecinos que residen. De los 40.000 litros diarios que el presidente de la junta vecinal, José Ruiz, calcula que se «perdían sin justificación» se han conseguido «ahorrar en torno a 20.000» después de las actuaciones. Una cifra que indica que la inversión «no se ha realizado en vano» pero que el gasto por habitante todavía continúa «descontrolado».
De media, una persona consume unos 136 litros de agua por día. Sin embargo, los datos que manejan en la pequeña localidad indican que el gasto equivalente por cada vecino «supera los 1.000 litros», una cantidad muy superior que refleja que existen «más daños en las tuberías» o, por contra, que «alguien hace un muy mal uso de un bien muy preciado», comenta Ruiz.
La pedanía contrató a una empresa especializada en estos asuntos para que encontrara el punto por el que se perdía el agua. «Lo único que hicieron fue hacernos perder el tiempo porque estuvieron encima y no fueron capaces de dar con él. Finalmente lo encontramos nosotros», añade. Después de «demasiados quebraderos de cabeza» se han conseguido identificar dos tramos de la red averiados que «vamos acotando con llaves de paso», explica el regidor. Consciente de que así no se solucionará el problema, aspira a «emplear más inversión para la mejora».
Los grifos de las viviendas llegan a quedarse 'secos' y la falta de este bien es más común de lo que les gustaría a los vecinos. El enigma que rodea este hecho genera malestar y cierta preocupación porque se repite en ocasiones puntuales, sobre todo en épocas del año en las que hay más casas abiertas. Los dos depósitos con los que se abastece a las viviendas se vacían por completo y con el poco agua que entra a diario, «sobre 40.000 litros», recuerda, «no es suficiente para abastecer a las familias». Con el ahorro de 20.000 tras la reparación de la fuga en «invierno no hemos sufrido las consecuencias pero el verano está a la vuelta de la esquina», se lamenta.
José Ruiz ya expuso en su día que en una ocasión los técnicos acudieron al pueblo un viernes para realizar los controles de agua pertinentes y «los depósitos se encontraban completamente llenos». Sorprendentemente, el miércoles siguiente, sobre las 20 horas, «estaban totalmente vacíos».
En su día, tanto él como otros habitantes dudaron de que la 'desaparición' del agua tuviera que ver con los desperfectos de la red ya que «no aparecían humedades en esos puntos ni la salida del agua se filtraba por otra parte». Si bien, ahora que la pedanía se ha puesto manos a la obra en atajar el contratiempo deben dar con el remedio «antes de verano si queremos que todo el pueblo pueda beber. En el supuesto de que no lo consigamos tendrán que suministrarnos camiones cisterna, al igual que el año pasado, que vinieron 22», declara.
Apoyo a las pedanías. La lectura de los contadores de cada vivienda se realiza, aún así los datos «no cuadran». Por ello, Ruiz ha solicitado al Ayuntamiento de Oña -al que pertenece- que apruebe la participación de los presupuestos de obras para las pedanías, que se «asignará por urgencia y necesidad, para el abastecimiento de agua. Esperemos que el municipio realice una distribución más justa con el fin de que podamos afrontar los costes de las obras que necesitamos ejecutar», sentencia.