La parroquia de Nuestra Señora del Rosario, ubicada en la zona de Fuentecillas, abre cada tarde sus instalaciones para recolectar todo tipo de productos y materiales para enviar a Ucrania y ayudar así en todo lo posible a los ciudadanos ucranianos. Oksana Belbas, ucraniana de nacimiento y residente en Burgos desde hace nueve años, comentó esta idea entre sus conocidos, pero tras pedir ayuda al sacerdote de su parroquia y hablar con otras personas en la protesta de este fin de semana en la ciudad, la campaña de recogida ha llegado a todos los ciudadanos de Burgos.
"Se ha difundido la información y ha dado la vuelta a Burgos", señala Oksana, agradecida por la acogida que está teniendo en apenas dos días. "La gente está trayendo mogollón de cosas: mantas, zapatos, ropa, sacos de dormir, medicamentos, comida...de todo", asegura.
Tal y como señala, están recibiendo todo tipo de productos, aunque apunta que desde la frontera de Ucrania con Polonia, donde trabaja como voluntario un primo suyo, les piden especialmente medicamentos, sobre todo "antibióticos, sacos de dormir, calcetines de invierno, mantas, sábanas, linternas o cascos". De hecho comenta que hoy un hombre les ha asegurado que les donará 150.000 pares de calcetines.
De lunes a viernes, en horario de 17 a 20 y los sábados de 10 a 13 horas, un equipo de voluntarios trabaja en el interior de la parroquia para ordenar y preparar todas las donaciones, para poder ser enviadas. Para poder llevar todos estos productos hasta Ucrania, están en contacto con una empresa de transportes con sede en León que fleta autobuses todos los días hasta Ucrania, así como otra compañía de Málaga, con el fin de poder enviar las donaciones que llegan diariamente a la parroquia. Según avanzó Oksana Belbas, esta misma noche saldrá un autobús de León que enviará parte de lo recolectado estos días.
Oksana Belbas partió de Lviv hace quince años y llegó a Burgos, donde trabaja como auxiliar de enfermería en una residencia de la ciudad. No tiene familia directa en el país, aunque sí algunos primos lejanos y amigos, pero considera que tenía que hacer algo, "aunque sea poca cosa" para poder ayudar. La situación actual en su país de origen, y las imágenes que le llegan diariamente desde allí, le llevaron a ponerse manos a la obra y buscar una forma de recolectar distintos materiales con los que ayudar a los ciudadanos ucranianos que hacen frente a la invasión rusa.
Por ello, tras compartir sus inquietudes con otros ucranianos residentes en Burgos, el sacerdote Rafael Pérez le ofreció utilizar los salones de la parroquia de Nuestra Señora del Rosario, ahora convertidos en una plataforma de recogida de productos para enviar al país ucraniano. "Estaremos hasta que haga falta. Tenemos que ayudar", asegura convencida Belbas, aunque también desea que esta situación acabe "mañana mismo".