A oídos de los 'estupas' de la Comisaría Provincial llegó un rumor a finales del pasado año de que en un piso del centro se había establecido un punto negro de cocaína. La información señalaba que un individuo sobre el que no habían oído nunca hablar pasaba esta droga en pequeñas cantidades a numerosos consumidores. No podían siquiera imaginar que su nuevo objetivo iba a ser un hombre que tenía 65 años y que se había metido en este negocio para poder mantener un ritmo de vida que hubiera sido imposible hacerlo de otra manera. Pero hay una cosa aún más curiosa: no era la primera vez que se encontraban a un sexagenario narcotraficante.
Solo hay que remontarse al año 2022 para encontrar otro caso similar. De nuevo el Grupo de Estupefacientes de la Comisaría Provincial desmanteló un punto negro de droga en el centro de la capital, en este caso en la calle San Juan. Desde aquí operaba M.A.R.N, de 67 años, quien había confeccionado un rudimentario laboratorio para fabricar 'speed'. Luego, pasaba pequeñas dosis tanto en su propia casa como desplazándose por toda la ciudad en su bicicleta. Estaba jubilado y vivía solo. La Policía Nacional le 'cazó' con cinco kilos de anfetamina líquida, con la que podía haber fabricado 20.000 dosis, y 7.000 euros en efectivo.
Hace un mes detuvieron a un 'camello' de 65 años con cocaína en su casa
Pero en Burgos también existe el caso del eterno ladrón. Otro sexagenario que nunca dejará la delincuencia. Concretamente, el robo con fuerza en el interior de vehículos. Un individuo que entra y sale de prisión con frecuencia. El típico caso, comentan desde la Comisaría provincial, en el que«sabes que está dentro porque este tipo de ilícitos desciende considerablemente». El que está en el principio de la lista de sospechosos cuando se produce un repunte. Y casi siempre suelen acertar.