Las trágicas cifras de siniestralidad en las carreteras durante los últimos años obligó al Ministerio del Interior a plantear a mediados de este año un gran plan de choque a nivel nacional. Una estrategia en materia de seguridad vial que, entre otras cosas, incrementaba considerablemente la presencia de las patrullas en las carreteras, sobre todo en las convencionales, y también la utilización de herramientas tecnológicas. Ya por entonces, a la Jefatura de Burgos le instaron a hacer un informe para conocer en qué zonas convendría instalar radares de tramo.

Se aportaron diferentes opciones en base a la peligrosidad de las vías y, finalmente, se ha acordado la instalación de un dispositivo en la N-120, uno de los trazados más mortíferos de los últimos años. Será el primero de estas características en la provincia.

Un radar de tramo a simple vista es muy parecido al del resto de cinemómetros que hay instalados por la provincia, pero el sistema varía considerablemente. Si los cajetines fijos lo que hacen es detectar velocidades excesivas cuando un vehículo lo rebasa, este dispositivo cuenta con un método de detección de acotamiento. Dicho de otro modo, que tiene un localizador en un punto y unos kilómetros más adelante otro, de tal manera que mide la marcha media que ha llevado un coche en ese espacio. 

La Dirección General de Tráfico ya está ultimando la instalación del mencionado radar a la salida de Villafranca Montes de Oca, en dirección Logroño. A día de hoy están colocados los carteles, pero todavía no está en funcionamiento. La idea es que cubra un tramo de 2,5 kilómetros. Cabe recordar que en la travesía de este municipio se colocó un detector que avisa de velocidades excesivas y que en Belorado también hay otro cinemómetro, en este caso fijo. 

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