«Teníamos una pila que se estaba descomponiendo, se encontraba muy resquebrajada y temíamos quedarnos incomunicados con una fuerte crecida del río», expone Javier Fernández, alcalde de Piedrahita de Muñó, pueblo enmarcado en el municipio de Pinilla de los Moros, en La Demanda. Así resume la intervención de urgencia que han tenido que ejecutar este mes para consolidar el puente ante el peligro que existía si se llega a caer.
Para solucionar el problema se ha tenido que sustituir uno de los pilares que sujetaba el puente, que contaba con alrededor de unos 60 años, por otro completamente nuevo. «Parece que echaron mal el hormigón y de ahí que estuviese tan mal, no hay otra razón para que se encontrase en ese estado», expone Fernández, que reconoce que los otros tres pilares que posee la pasarela gozan de un perfecto estado a pesar de que lleven instalados desde hace más años.
La Junta de Castilla y León ha invertido en las obras de reparación 35.200 euros, una actuación cofinanciada por el Ayuntamiento de Pinilla de los Moros. Se trataba de un proyecto necesario y por ello demandaron esta solución. El problema lo tenían desde hace varios años, pero cada vez se encontraba en un estado peor y durante los últimos meses ya notaban que se soltaban muchas de las piedras que formaban esa estructura.
La intervención resultaba extremadamente urgente debido a que el deterioro avanzaba con gran rapidez y las grietas ya eran muy visibles. «Con una crecida del caudal se lo hubiese llevado el río y nos habíamos quedado aquí incomunicados, ya que el Pedroso suele bajar muy rápido y fuerte», desarrolla el regidor. Ahora, tras el verano, no lleva demasiada agua, pero lo cierto es que en otras épocas del año sí tiene un caudal bastante importante y precisamente se quería evitar los posibles riesgos ante la proximidad de la época de más lluvias del año.
Durante las últimas semanas se ha apuntalado todo el puente para poder sujetarlo y que no se viniera abajo, con el objetivo de retirar la antigua pila y poder colocar otra completamente nueva. Esto ha generado que la vía quedase cortada mientras se desarrollaban estos trabajos. Uno de los principales miedos era sujetar ese tramo que aguanta la pila, pero se ha conseguido sin problema. La nueva pieza ya se ha incorporado, aunque como manifiesta Fernández todavía el acceso seguirá prohibido unos veinte días hasta que se ajuste el hormigón y así poder utilizarlo de nuevo con todas las garantías.
El puente tiene una gran importancia para los vecinos puesto que el pueblo, que cuenta con ocho habitantes según el último censo, se encuentra dividido en dos partes. «Eso sí, en la zona que más gente hay es en la que nos íbamos a quedar incomunicados si no se llega a arreglar esa parte», argumenta el alcalde, que se muestra especialmente satisfecho por haber logrado solucionar este tema.