«El agua es un artículo de lujo y nuestros vecinos deben ser conscientes de ello». La persona que pronuncia estas proféticas palabras es Julián Calvo, presidente de la junta vecinal de Cornudilla, una pequeña localidad que no llega a 50 vecinos pero que durante los meses de verano cuadruplica su población. Debido a los problemas de abastecimiento se ha procedido a la restricción de su uso y multará con hasta 750 euros a las personas que lo derrochen.

En el tablón de anuncios del Ayuntamiento se puede leer en un bando que queda totalmente prohibido emplear el agua de la red para regar huertas, jardines, llenar piscinas o lavar el coche. «Lo primero es lo primero y sufrimos escasez, aunque por el momento no puedo decir que exista un grave problema», expone el alcalde, que justifica la medida adoptada «para prevenir y sobre todo intentar inculcar que a la hora de su consumo debemos tener cuidado porque puede que llegue el día que abramos los grifos y no salga ni una gota». 

Entre los residentes de todo el año y los que pasan en el pueblo algunas temporadas hay opiniones de toda índole. Algunas que van en contra al considerar que «sancionar con una cantidad tan elevada es desproporcionado al consumo de agua por regar unos rosales», pero la inmensa mayoría apoyan la decisión. 

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