Encajados para pedir una vivienda digna

C.G. / Aranda de Duero
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La asociación de comerciantes de Santa Catalina confía de nuevo en el artista Christian Sasa para realizar un mural que muestra la intimidad de una pareja multicultural

El artista ha aprovechado la disposición de la fachada para crear un efecto en 3D sobre la limitación de espacio. - Foto: C.G.

El barrio del arte crece una vez más. Un nuevo mural se suma a las paredes de Santa Catalina, esta vez con un mensaje muy claro: reivindicar una vivienda digna. La pintura, que planteaba desde un inicio este problema social, representa a dos personas de diferente color de piel abrazadas, algo que ha provocado que la obra haya adquirido una nueva dimensión, la multiculturalidad. Esto se suma a la realidad de un barrio que se ha convertido en los últimos años en la máxima representación de la diversidad en Aranda.

«La idea principal pretendía mostrar la situación en la que se encuentra mucha gente respecto a tener un sitio donde vivir, sin embargo, la diferencia en el color de la piel de los modelos ha hecho que se profundice también en otros temas», explica Christian Sasa, autor de la obra.

Esta se ha convertido en la segunda colaboración del artista burgalés con la asociación de comerciantes del barrio Santa Catalina. Sasa, especializado en hiperrealismo, realizó hace un año el mural situado en la calle Hernán Cortés, que representa a un hombre en la bodega, con pan, chorizo y un porrón de vino. Esta vez, su trabajo se ha trasladado hasta la calle Madres Bernardas, donde desde mediados de diciembre ha plasmado su arte a pesar de las inclemencias del tiempo. «Comencé el día 18, pero entre los festivos de la Navidad, la niebla de estos días y estar a cuatro grados bajo cero, se ha retrasado la finalización», explica.

«El mural muestra la intimidad de una pareja en su hogar, sin ropa, pero están encajados, no tienen espacio», comenta el autor. Sasa sabe que muchos van a fijarse más en el color de la piel y que van a reinterpretar su trabajo. Confiesa que le gustó la idea de la multiculturalidad «por el contraste y la belleza que representa la diversidad en la pintura».

«Buscaba, también, darle un efecto 3D, aportar profundidad y que se les viese incrustados», cuenta Sasa. «Además, la asociación me ha dado mucha libertad a la hora de crear, no pusieron problemas al planificar la pintura de dos personas desnudas», manifiesta y recalca que no tenía en mente que fuera una escena de contenido sexual, pero sí, que mostrase un momento de confianza entre dos personas que viven juntas.

«Los protagonistas son modelos. Mi compañero Lucas Maté y yo hicimos una sesión de fotos con ellos. A partir de ahí, de esas imágenes, he podido pintar el mural», cuenta y aclara que una parte clave de este trabajo ha estado marcada por la adecuación de la idea al espacio con el que ha contado en el edificio elegido.