La segunda jornada del juicio por la muerte de IsabelCarrasco se tornó por momentos en un macabro relato sobre el supuesto acoso sexual por parte de la expresidenta de la Diputación de León a Triana Martínez. «Se acercó para oler el perfume, me besó en la boca, me entró...Yo me sentí mal, me sentí asustada, me quiso tocar», reconocía entre titubeos la acusada de urdir un plan junto a su madre, Montserrat González, y una amiga, RaquelGago, para acabar con la vida de Isabel Carrasco. La joven, vestida de negro, se limitó a responder las cuestiones de la fiscalía y su abogado, y reconoció ante el tribunal que su madre, Montserrat González, autora confesa del crimen, le dijo que quería matar a la dirigente política del PP.
Durante su declaración, el letrado de madre e hija, José RamónGarcía, hizo especial hincapié en que Triana detallara con todo lujo de detalles como era la vivienda de la fallecida, en la que «según las acusaciones particulares jamás ha estado usted allí», aseveró. La acusada, para la que la fiscalía solicita 23 años de prisión por tres delitos, describió la relación que la unía con la finada y se refirió al supuesto episodio de acoso, donde manifestó que Isabel Carrasco la llamó para requerirle su presencia en su casa para instalarle una aplicación. La cita se pospuso hasta el regreso de la política de las vacaciones navideñas, informa Ical.
En ese encuentro, explicó en respuesta a su abogado, Carrasco la invitó a tomar algo antes de dirigirse al salón, donde tomaron asiento en un sofá e iniciaron una conversación. «¡Qué bien hueles!», le habría dicho la fallecida antes de acercarse a la joven y besarla en la boca. «Me sentí mal, asustada, yo no quería el plan que vi. Me quiso tocar y me agarró por detrás para que no me soltara y me levanté y le dije que me quería marchar. Me dijo que le gustaba y cuando vio que salía del salón me pidió que volviera y que me lo pensara bien, que ya habían salido las bases de la plaza y si me quedaba tenía mucho que ganar y poco que perder», manifestó. Triana contó lo ocurrido -según su versión- únicamente a su madre. Una negativa que según la acusada la «perjudicó... en la vida» y a raiz de la cual cambió la actitud de Carrasco hacia la joven. «Isabel Carrasco me perjudicó. Había creado esa plaza para mí pero como no me quise acostar con ella trató de poner un tribunal para que no la sacara yo, fuera para otra persona y luego la amortizó para que no pudiera volver a presentarme», aseguró con voz firme ante el jurado.
Con posterioridad, se inició la reclamación hecha desde la Diputación, por orden de la presidenta, por cantidades indebidamente cobradas. Antes, ya le habían solicitado otras cantidades desde Hacienda, por influencia de Carrasco según la defensa y había perdido la posibilidad de ser concejala en Astorga, porque el PP no resolvió los trámites necesarios en los meses que restasen de mandato.
12 de mayo de 2014. Respecto a lo ocurrido el día de la muerte de Carrasco, declaró que su madre le hizo una llamada poco antes de cometer el crimen. «¿Dónde estás?, Vete para el coche». La estoy viendo, voy a terminar todo esto», le habría dicho Montserrat a lo que ella respondió «que no hiciera una tontería» y se dirigió hacia la zona donde su madre estaba. Poco después vio cómo tiraba el bolso que portaba. «No pude hablar con ella. Mamá estaba rota, mal y yo me puse súper nerviosa. Pensé que había cogido una de las pistolas reglamentarias de mi padre», relató. Después de recoger el bolso y meterlo en el suyo atisbó a Raquel «por casualidad» y la llamó para preguntarle si había visto a su madre. Esa llamada, hecha con un teléfono pre-pago y que duró 17 segundos es la que el fiscal atribuye a una supuesta intención de informar a Gago de que el crimen había sido cometido.
Cuando llegó al coche de Gago, que estaba hablando con otra persona, le preguntó si estaba abierto e introdujo en el interior el bolso que contenía el otro bolso, en el que estaba el revólver, «y lo doblé un poquitín». «Quería hablar con Raquel para ver si había visto a mi madre, porque estaba preocupada de ir a ver cómo estaba mamá y yo estaba muy nerviosa pero como estaba hablando con otra persona no lo hice. Pensaba volver pero ya no pude», describió, en relación al momento en el que se registró de su vehículo, al que ya había llegado Montserrat, que tenía un juego de llaves del mismo, y a la posterior detención de ambas.
«Mi madre me había dicho en una ocasión que quería matar a Isabel Carrasco. Me dijo que ya no podía aguantar más y que buscara un arma. No me esperaba eso y no lo valoré pero busqué en Internet. A los pocos días hablé con ella y le dije que no podía hacer eso, que ya sabía que lo hacía por mí pero que no buscara ese problema. Se lo dije en octubre o noviembre de 2012, cuando había pasado el Congreso del PP». Así relató Triana cómo supo que su madre había decidido acabar con la vida de la política leonesa y negó saber que su madre hacía seguimientos a Isabel Carrasco.