Un radar fijo de Burgos, entre los 20 que más multan de España

D. ALMENDRES / Burgos
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El cinemómetro de la A-1 registra 21.000 denuncias, según el último informe de la DGT. El cajetín del nudo del Landa se cae de la relación al no constar sus cifras del último año

El cinemómetro situado en el kilómetro 194 de la A-1 se consolida como uno de los que más infractores ‘caza’ de toda España. - Foto: Jesús J. Matías

La actividad de los radares fijos confirma año tras año que las principales vías nacionales registran velocidades muy altas, captadas por los dispositivos situados en los arcenes. Las campañas de concienciación, el aumento de la vigilancia y otras medidas disuasorias ayudan a controlar esta circunstancia inherente a la carretera, pero en España aún se corre.

El último informe elaborado por la DGT correspondiente a la Evolución de Denuncias e Ingresos de los 50 radares fijos y de tramo que menos se respetan vuelve a contar con protagonismo burgalés, aunque en esta ocasión solo hay una referencia al caerse del listado el punto de control situado en el kilómetro 234 de la A-1.

Tradicionalmente, este radar ubicado en el alto de La Varga y limitado a 100 kilómetros por hora ocupa un lugar destacado en esa relación. De hecho, en 2022 fue el 12º radar del país que más denuncias acumuló, con un total de 31.028 infracciones detectadas aquel ejercicio. 

Este cajetín, sin embargo, no forma parte del último informe de la DGT actualizado en diciembre de 2024 con datos del año anterior. El jefe provincial de Tráfico, Raúl Galán, resta importancia a esta circunstancia debido a que las labores de mantenimiento pueden afectar a las estadísticas de las mediciones y por ello este cinemómetro no consta en la lista. «En el caso de que haya permanecido meses en revisión puede provocar esta situación», explica el jefe provincial de Tráfico, Raúl Galán.

Este es el punto de medición y vigilancia que más infractores 'caza' en Castilla  y León


Sí está entre los 50 radares más 'multones' el aparato instalado en el punto kilómetro 194 de la A-1, a la altura de Quintanilla de la Mata. Otro clásico que se afianza en esta particular relación. Tanto que ocupa el puesto 18º del país con 21.048 denuncias registradas en el último informe.El año anterior ocupaba la posición 27ª, a pesar de que entonces se contabilizaron 500 sanciones más en ese punto que más infractores 'caza' de la región. Eso sí, lejos de las 118.000 denuncias tramitadas por la actividad del radar fijo de la M-40 en Madrid.

La jefatura provincial de Tráfico toma cierta distancia al analizar estos datos, ya que hace mucho tiempo que las mediciones de los cinemómetros dejaron de tener un peso importante para comprender el comportamiento de los conductores y las características de la vía en cuestión. «La actividad de los radares ha dejado de ser indicativa», explica Raúl Galán, ya que ha cambiado el contexto al entrar en juego otros factores.

Un radar ya no es indicativo de si se corre más o menos porque intervienen muchas circunstancias»  

«Hay que tener en cuenta que la gente ya sabe perfectamente dónde están instalados estos aparatos. Además, cada vez hay más medios que avisan de su presencia, como es el caso de los navegadores», destaca. Todo, sin olvidar los comportamientos que revelan otros estudios relacionados con las velocidades medias de una vía, los cuales reflejan la existencia de picos muy altos que conviven con bajadas significativas de los indicadores cuando se acerca un tramo vigilado por un cinemómetro.

Asimismo, la experiencia dice que a medida que pasan los años el perfil del infractor es cada vez más concreto. «El conductor que se ve sorprendido suele ser por un despiste y es lo que les pasa a los extranjeros porque no están atentos a estas cosas», explicaGalán, quien insiste en que los datos no sirven para sacar conclusiones en firme. «Un radar no es indicativo de si se corre más o menos porque hay muchas circunstancias que intervienen», apunta.

De hecho, las medidas de control impulsadas por la administración con vistas al futuro ponen el foco en otras soluciones disuasorias, sobre todo después del repunte de la siniestralidad. El plan de choque abogó por instalar otro tipo de radares, algunos de ellos de tramo. La provincia de Burgos ya cuenta con su primer sensor de este tipo, situado a la salida de la localidad de Villafranca Montes de Oca sentido Logroño. Este sistema de medición por acotamiento tiene un alcance de 2,5 kilómetros, con el objetivo de aumentar la seguridad de una vía peligrosa como es la N-120. 

El plan de choque busca afianzar la vigilancia de la velocidad con nuevos aparatos»

«Con el plan de choque se busca afianzar la vigilancia de la velocidad con nuevos aparatos, desarrollar un especial para motoristas, visibilizar más a la Agrupación de Tráfico, insistir en el control del uso del teléfono móvil e insistir en las campañas de concienciación», explica Raúl Galán. De forma paralela, los radares fijos tradicionales mantendrán su función como soporte para disuadir a los conductores de pisar a fondo el pedal del acelerador.

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