Duele mucho ver cómo el patrimonio de una localidad se pierde, pero más duro es imaginar qué podría pasar si no se actúa de forma contundente cuando se empiezan a notar los efectos del abandono de alguno de sus elementos. En esta tesitura se encontraron los vecinos de Gumiel de Mercado, cuando vieron que se había derrumbado el particular pórtico de una de sus bodegas subterráneas, la de Los Escolares, junto con parte de una de sus naves.
La visión impresiona, con todo el zaguán y su contenido al descubierto, pero impacta más pensar en las consecuencias que puede provocar este hundimiento. «Hemos hecho un estudio geológico para conocer el estado y qué se podía hacer, y nos han confirmado lo que nos temíamos: este derrumbe puede afectar a las galerías que hay debajo, que también se podrían venir abajo, lo que provocaría un inmenso socavón en la ladera», explica el alcalde de Gumiel de Mercado, Pedro Gómez, que relata que «hemos entrado en algunos sitios, jugándonos la vida, y hemos observado que hay una especie de cascada, de fichas de dominó, que se han ido hundiendo por la humedad».
Cada barrio de bodegas en la comarca ribereña tiene sus particularidades, y la de este gomellano es la superposición en varios niveles de las galerías, que horadan todo el cerro donde se ubican la gran mayoría y que los vecinos conocen como El Castillo. Ante esta colocación de las bodegas subterráneas, existe el peligro de que, si cae una, caigan otras muchas detrás.
Eso es lo que quieren evitar desde el Ayuntamiento, que lleva unos años poniendo en valor este patrimonio enológico con el adecentamiento de El Castillo y la puesta en marcha de una ordenanza municipal para el uso y mantenimiento de las bodegas y lagares tradicionales. Un documento que se aprobó en junio, pero que acaba de modificarse para permitir, en caso de riesgo ineludible, utilizar materiales que habían quedado excluidos en un principio. «No estaría bien que la ordenanza no permita usar hormigón en las bodegas y que el Ayuntamiento lo utilice para evitar más derrumbes», reconoce, con total lógica, el alcalde gomellano.
Cuando la modificación de la ordenanza ya sea firme, las medidas a tomar para cortar de raíz lo que podría derivar en una cascada de hundimientos están claras. «Las dos bodegas que están justo debajo de la de Los Escolares, que son las que llamamos Zurriaga 1 y 2, una la vamos a colmatar, la más dañada, y la otra se puede limpiar y reforzar para tratar de reforzarla», explica Gómez, que confía en que esas obras frenen el daño. Para la bodega hundida, la actuación será diferente. «Vamos a intentar recuperarla, los titulares, que no propietarios porque está en terreno público, la van a ceder al Ayuntamiento y queremos que se convierta en una bodega paradigmática, porque tiene un frontis del siglo XVII que la hacen emblemática», explica el alcalde.
Unas actuaciones de emergencia, obligados por las circunstancias, pero que vienen a intentar frenar un deterioro provocado por la humedad y la falta de uso que podría acabar con este legado.