«Cuando nuestra gran reina Isabel la Católica hizo su testamento dio al mundo una lección inolvidable. Había explicado la manera de colonizar, porque colonizar, para los españoles, no es explotar a un pueblo sometido sino, por el contrario, es elevarle, es vigorizarle con la savia fecunda del amor, de la fe y de la cultura». Este texto, leído con engolada voz por el locutor Santos Núñez sobre las imágenes en blanco y negro de una playa, no solo es el arranque del documental La gran cosecha, rodado en 1946 en Guinea Ecuatorial, sino toda una declaración de intenciones. La Dirección General de Marruecos y Colonias le pidió entre las años 40 y 50 del siglo pasado a la productora Hermic Films una serie de películas que ensalzaran la labor que España estaba haciendo tanto en aquel país como en sus 'posesiones' en Marruecos, y de ese encargo surgieron varias piezas que casi 80 años después están siendo restauradas, digitalizadas y recuperadas dentro del proyecto de investigación El documental institucional y el cine de aficionado coloniales: análisis y usos, de la Universidad Carlos III de Madrid, en el que participan las investigadoras burgalesas Loreto García, de esa misma universidad, y Natalia Martínez, de la UBU. Seis de estas filmaciones se emitirán este viernes, a las 19 horas, en el Foro Solidario.
La actividad, titulada ¿Herencia imperial? El legado de la colonización española en África, consistirá en la presentación de esta investigación -que está financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades y los fondos FEDER-, la proyección y un coloquio posterior. Está incluida en el ciclo de cine africano que lleva a cabo el Aula de Cine de la UBU y es fruto de la colaboración de la institución académica burgalesa, la Carlos III y la Filmoteca Española, que se ha encargado de la parte técnica de la recuperación de las películas.
Natalia Martínez y Loreto García explican que este evento forma parte de la intención de que la investigación llegue a la sociedad y exponga ante ella una realidad que quizás ya no es demasiado recordada. En este sentido, indican que la divulgación es uno de los cuatro puntos sobre los que pivota el trabajo, que incluye la catalogación de las películas 'coloniales', la investigación propiamente dicha, la pedagogía y la divulgación, con talleres en colegios e institutos y en diferentes asociaciones vinculadas a los fenómenos coloniales como las de personas y familiares españoles que vivieron en el Protectorado, Ifni o el Sahara Español. El tono de las películas recuerda inevitablemente al del NO-DO y es puro ideario franquista: «Se trata de un relato construido muy calculadamente sobre la dicotomía entre la naturaleza y la cultura, lo salvaje y la civilización y desde una mirada exotificadora, infantilizadora y paternalista donde el sujeto siempre es España, que ayuda, que alfabetiza, que enseña a cultivar las tierras...», afirman las académicas.
Así, en La gran cosecha, que exalta la función evangelizadora y educativa de la colonia española en Guinea y se ve a los nativos asistiendo a la escuela, haciendo gimnasia o graduándose, se afirma que están «deseosos de librarse de la ignorancia que padece su raza» y que «de aquellas pobres tribus atenazadas por las supersticiones y sumidas en la mayor miseria han surgido estos hombres de hoy». Los otros títulos que van a emitirse son Los gigantes del bosque y Al pie de las banderas -también rodados en Guinea- y Las minas del Uixan, Campos rescatados y Nómadas, de Marruecos. Todos los documentales -salvo el último, que es obra de Ángel Santos- están dirigidos por Manuel Hernández Sanjuán, propietario de Hermic Films.
Miguel Fernández-Rodríguez Labayen, investigador principal de El documental institucional y el cine de aficionado coloniales: análisis y usos, afirma que estas películas «intentan explicar esos otros mundos a personas que no han ido ni posiblemente pisarán jamás esos territorios». Añade que ese proceso de «domesticación» de territorios y culturas «se hace desde una perspectiva nacional-catolicista para destacar la 'misión civilizadora' de los españoles y acercar esas otras formas de vida a un espectador peninsular. En ese proceso de acercamiento, las películas no quieren ser científicamente rigurosas, sino que responden al intento de alimentar una visión imperial de España, que no duda en retrotraerse a los Reyes Católicos y el dominio de América».
La investigación incluye centenares de películas -solo de Marruecos y Guinea se rodaron más de 60- sobre cuya circulación no se sabe aún demasiado. «Hubo presentaciones en sesiones de gala a las que fueron invitadas las cúpulas franquistas, aunque en contadas ocasiones. Sí hubo mayor circulación en salas comerciales y precisamente una de las aportaciones del proyecto está siendo ver cómo estas películas se pasaron de forma continuada en salas de toda España desde los años 40 hasta fechas tan lejanas y post-coloniales como 1979. Por ejemplo, en nuestra investigación hemos comprobado que hubo pases en Poza de la Sal, Villasana de Mena, en el cine Los Ángeles de Villarcayo o en Miranda de Ebro».