'No vemos actitud ni compromiso para trabajar con nosotros'. 'Se acabó... No estamos dispuestos a trabajar en las condiciones en las que nos ofrecen'. Estas son las dos realidades que separan -y cada vez más- a empleadores y aspirantes a empleados en Burgos. La predisposición para trabajar y la letra pequeña de los contratos (sus condiciones horarias, el teletrabajo, la flexibilidad en el calendario, la igualdad, las oportunidades de promoción y de viajar, además del salario) están pesando de tal manera en el mercado laboral local que lo condicionan como ya lo hace el declive demográfico, la alta rotación en los empleos y los problemas para encontrar personal.
Actualmente hay una oferta viva de más de 2.500 empleos listos para ocuparse en la provincia, según el mapa del empleo que trimestralmente elabora la Fundación Telefónica, y una bolsa de cerca de 14.000 desempleados a los que le pueden interesar, según el Servicio Regional de Empleo (Ecyl). En torno a 4.000 de estos desempleados llevan más de dos años en el paro, son crónicos y están prácticamente descartados por el mercado por su edad y falta de formación. Pero quedan otras diez mil personas con alternativas de empleo viables, muchas de ellas percibiendo prestaciones o, en su defecto, subsidios que suponen decenas de millones de euros cada mes al sistema.
La situación no es nueva, Burgos disfruta desde hace meses de un momento dulce en el ámbito del trabajo, incluso hay sectores que reconocen públicamente que se aproximan al pleno empleo, donde todo aquel que quiera trabajar puede hacerlo cumpliendo unas mínimas condiciones. Pero no hay suerte, no hay encaje posible entre oferta y demanda y las escuelas de FP y la Universidad no terminan de cubrir las necesidades de nuestra economía... Algo está cambiando...
«Muchas dificultades». Casi la mitad de las empresas de Burgos han contratado en lo que va de año y cerca del 85% de las que han podido ampliar plantilla reconocen que han tenido «muchas dificultades» para lograrlo.
Sí, el salario sigue siendo determinante a la hora de cerrar una operación, de hecho, muchas empresas están dispuestas a pagar más si el candidato está realmente cualificado y tiene experiencia para el puesto (lo cual es cada vez más escaso) y, sobre todo, si es requerido por la competencia. 'Siempre hay dinero para un buen trabajador' es el mantra en un sector tan puntero como el del metal y con salarios por encima de los demás.
Pero el dinero, siendo importante, ya no lo es todo. Factores tan subjetivos como la falta de actitud y de compromiso entre los aspirantes, sobre todo entre los más jóvenes, empiezan a preocupar en los departamentos de recursos humanos, advierten desde la patronal FAE. Si a este aparente desinterés por desarrollar un empeño se suma la falta de formación para el mismo y el escaso atractivo de horarios, turnos y carrera profesional que se ofrece, el puesto tiene todas las papeletas para quedar vacante y la empresa se tiene que plantear si tiene capacidad real para crecer.
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