La elección del candidato de Cs a la Alcaldía ha generado un terremoto de gran magnitud en el Grupo Municipal de la formación naranja en el Ayuntamiento de Burgos y, por extensión, en un partido que ve cómo la ola nacional que les empujó a alcanzar altas cotas de poder teme ahora que esa misma ola puede arrastrarles a la insignificancia política.
El último seísmo ha venido provocado después de que esta semana la dirección regional haya comunicado al actual líder de Cs en el Consistorio capitalino, Vicente Marañón, que no quieren que repita como cabeza de la lista, después de que se le haya transmitido lo mismo al concejal de Licencias y Vías Públicas, Miguel Balbás, tras postularse también al puesto, y después de que se haya decidido que la persona escogida es la presidenta de la Gerencia Municipal de Cultura, Rosario Pérez Pardo.
Aunque en política no hay nada inamovible hasta que no existe la confirmación oficial por parte del partido, esa es la decisión que todos los implicados en esta trama conocen ya. No es difícil imaginar la situación tan delicada que se ha generado después de que tres de los cuatro concejales de Cs en el Ayuntamiento se hayan ofrecido para liderar una lista que solo puede encabezar una persona. Y la cuarta en discordia, la edil de Comercio, Rosa Niño, parece que era la gran valedora de Balbás. Pese a que jugando al despiste y para acallar rumores, en vísperas de Navidad hablara de que le gustaría que la candidata fuera una mujer.
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