La constante lluvia que cayó durante toda la mañana en Aranda de Duero no impidió que se llevase a cabo uno de los momentos culminantes de su Semana Santa: La Bajada del Ángel. Con casi una hora de retraso sobre lo habitual, el cajón que hace las veces de cielo se abrió para comenzar el recorrido del globo que trasladó a la niña ángel hasta el punto exacto sobre la Virgen de las Candelas que, como el Cristo Resucitado, tuvieron que salir de la iglesia de Santa María bajo plásticos para evitar que el agua los estropease.
Nada más abrirse el globo, las decenas de personas asistentes a la ceremonia irrumpieron en vítores y aplausos al iniciarse el vuelo de Ruth Arnaiz García que, con mucho brío y una sonrisa continua en la cara, descendió para retirar el manto de luto a la Virgen para que viera a su Hijo Resucitado. Con la corona en la mano ya, en señal de respeto, la protagonista de la mañana arrancó un sinfín de aplausos al realizar hasta en tres ocasiones su recorrido vertical, emulando con pies y manos el aleteo alegre de un ángel.