La población de Villalbilla de Burgos queda dividida por el río. A un lado, el pueblo original y al otro Residencial Villas del Arlanzón, una urbanización que la crisis inmobiliaria dejó reducida a la décima parte de lo proyectado, con apenas 300 viviendas construidas de un total de 1.700. Pese a todo, se han ido llenando y ya suma unos 500 vecinos -tantos o más como el casco viejo-, que al menos en parte se sienten discriminados por su Ayuntamiento, al que acusan de tenerles en el «abandono absoluto», mientras se reactiva la actividad inmobiliaria.
La lista de reclamaciones resulta interminable. Un grupo de residentes ha comenzado a organizarse a través del WhatsApp y piensa ya en constituir una asociación para canalizar sus quejas y, si resulta necesario, movilizarse hasta conseguir la atención municipal y las respuestas que no les llegan con las peticiones formuladas de manera individual o a través de las gestorías de las distintas comunidades de vecinos. «Todos los años les mando el primer reportaje del verano, como el posado de Ana Obregón», apunta irónica una vecina, en referencia a las fotos de los desperfectos, la maleza, las víboras...
Un simple paseo basta para darse cuenta de las deficiencias existentes en la urbanización, donde proliferan los solares abandonados y sin vallar, una peligrosa trampa para niños y adultos en la que se puede producir un accidente en cualquier momento. Pertenecientes a constructoras que en su día quebraron, la mayoría si no todos han sido adquiridos por promotoras y bancos, a los que el Ayuntamiento de Villalbilla debería exigir el cierre perimetral de las parcelas y su mantenimiento en unas mínimas condiciones de salubridad.
Ahora, se quejan estos vecinos, no ocurre así. Las plagas de conejos y garrapatas se suceden y han llegado a grabar víboras en las inmediaciones de los portales, al margen de infinidad de mosquitos. Aseguran que antes de la pandemia estas zonas se segaban al menos dos veces al año, pero que ahora la hierba crece salvaje.
Algunas de estas calles, urbanizadas hace tantos años, han visto cómo se deterioraban las baldosas y desaparecían las arquetas. Las largas rectas de asfalto sin dueño cobijan muchas noches a camioneros que esperan para descargar en Villalonquéjar. En otras ha vuelto hace poco la actividad constructora y aseguran que los operarios actúan sin control, cortando calles con una carretilla y un palé por toda señal o dejando máquinas y materiales en cualquier lugar.
Otro punto débil de esta zona residencial está en la iluminación. Muchas farolas están apagadas. El alumbrado led que sí está instalado en Villafría aquí no ha llegado y solo funcionan las más próximas a los bloques de viviendas. «Hay zonas que dan miedo de noche», apuntan. Tampoco la senda verde que transcurre paralela al río se puede recorrer con seguridad. El alcalde, Teódulo Revilla, asegura que el 80% de los puntos de iluminación de todo el municipio -incluidas las pedanías de Villacienzo y Renuncio-se encuentran en la urbanización y que resulta inasumible encenderlos todos. En el resto de la localidad existen ya luces led, pero necesitarían subvenciones para acometer el cambio en Villas del Arlanzón.
«A mí me parece estupendo que arreglen el pueblo, es lo justo y lo normal. Pero que nos dediquen la misma atención a nosotros, vivimos más aquí que allí», apunta, señalando hacia el otro lado del río.
Revilla conoce las quejas individuales y de las comunidades, a las que asegura que responde, pero niega que se produzca discriminación alguna. «Están igual de atendidos o mejor que el resto de Villalbilla. En esa urbanización se emplea mucho dinero», remarca para poner como ejemplo el centro social con bar que se construyó a la entrada de la urbanización.«Ahora se va a acondicionar el aparcamiento y se van a instalar aparatos biosaludables», apunta para añadir que está en proyecto la construcción de una pista polideportiva al final de la calle Puente la Tabla. Asegura que el riego y mantenimiento de jardines se realiza cuando se considera necesario y sí asume que el Ayuntamiento tendrá que dirigirse a los propietarios de los solares para su vallado y saneamiento.
Marquesina de autobús. Por Villalbilla pasa una línea de autobús de la capital, aunque los usuarios deben esperar a la intemperie. Sí cuentan con una marquesina cubierta los usuarios del transporte escolar. El alcalde sostiene que no puede hacer nada, porque la parada se ubica en el término de Burgos. Los vecinos creen que se podría intentar llegar a un acuerdo entre ambas administraciones para sufragar su instalación.